domingo, 12 de agosto de 2012

SOBRE EL ASOCIACIONISMO ESPAÑOL

1.-- La asociación FACUA-Consumidores en Acción será excluida del Registro Estatal de Asociaciones de Usuarios si no retira de su web campañas contra los recortes que afectan a educación y sanidad, según la carta que ha enviado a esta entidad la secretaria general de Sanidad y Consumo, Pilar Farjas. Lo que me incita a seguir con mis reflexiones en torno al post de ayer  ¿A QUÉ APUNTA EL CESE DE ANA PASTOR?

 

Lo primero a retener es la desacomplejada actitud del gobierno ante la legalidad: la amenaza de esta Farjas es, a todas luces,  anticonstitucional; y como ilegal que es, esta señora se ha ganado el calificativo de forajida. Esto es,  que está fuera del ejido (exido) [de la ley]. Si sabe que su decisión es incorrecta se aproxima a la prevaricación; si lo desconoce, el problema tiene también su miga. En ambos casos merece su inmediata destitución.

 

El Gobierno, a través de esta forajida, intenta laminar todo vestigio de autonomía de la sociedad civil. Sólo serían admisibles aquellas asociaciones que fueran cooptadas por los poderes para acompañar acríticamente o sobre la base del aplauso pelotillero las decisiones de aquéllos. Es, digámoslo claro, la ocupación de la sociedad civil organizada para organizar desde arriba una revolución pasiva. Este es el objetivo del termidorismo político del Gobierno del Partido Popular.

 

Es un termidorismo que de manera descarada pretende dar carta de naturaleza a un tipo de intervenciones político-administrativas en el terreno de lo que es indecidible por los poderes públicos. Esto es, aquello que ninguna institución (tampoco ninguna mayoría) puede decidir en democracia. De ello han hablado largo y tendido juristas tan prestigiosos como Norberto BobbioLuigi Ferrajoli y en España Perfecto Andrés Ibáñez.

 

El gobierno, a través de esta forajida, no amenaza en vano. Que esa amenaza sea ilegal no anula, dicho escolásticamente, la mayor: el sentido de la amenaza. Esto es, la lluvia de advertencias contra todo aquello que discrepa de las decisiones de la mayoría.

 

El problema que tiene ahora el gobierno es de amplio calado con el asociacionismo español: no encuentra aliados, ni siquiera en aquellos sectores que tradicionalmente habían tenido comportamientos bondadosos con sus políticas. La salvaje poda de los servicios públicos y las inútiles medidas fiscales (que no cuentan con vínculos compatibles con el resto de otros parámetros económicos) han llevado al asociacionismo español a un abierto enfrentamiento a los poderes públicos. De ahí que el mundo de las lealtades (allá donde estuvieron) se ha transformado en el universo de las necesidades, incluso algunas de las más vitales: las que afectan a los grupos más desprotegidos. De las necesidades que se enfrentan a los recortes, quiero decir.

 

2.--  Así las cosas, este cuadro de enfrentamiento global contra la política del gobierno requeriría una gran operación de civilidad democrática. A saber, el fortalecimiento de las organizaciones del movimiento asociativo español. Mientras este movimiento sea débil el termidorismo gubernamental intentará seguir y ampliar sus estropicios. Digo yo por lo bajinis: ¿no es esta la ocasión para fortalecer un asociacionismo débil y disperso en el ámbito de los consumidores y usuarios? Esperar que sólo y solamente se ventilen los problemas de la ciudadanía en un único lugar –que además está arriba, esto es, en el Parlamento--  es tan ilusorio como memo. Unos porque son como el Asno de Buridán; otros porque todavía no son suficientemente representativos en aquella sede. Aunque habría que señalar que a Buridán no le interesa gran cosa el fortalecimiento de la sociedad civil, porque piensa que, más tarde o más temprano, le crearía complicaciones. De manera que, de interesarle algo, sería el voto invertebrado.  

 

Apostilla. No menciono, porque ha sido tratado en otras ocasiones, la necesidad del fortalecimiento del sindicalismo confederal. Pero sí diré algo que no he tratado nunca: su fortalecimiento no puede estar, con las fuerzas actuales que tiene, en clave de que es el hermano mayor del resto del asociacionismo. Si alguien me pide explicaciones sobre lo que acabo de decir, ya saben –como aquella vieja canción--  dónde está mi paradero.