sábado, 11 de febrero de 2012

LA GUILLOTINA DE MARIANO TERMIDOR

Mariano Termidor ha cambiado las reglas del juego y el campo de juego de manera unilateral.  Se ha consumado la contrarreforma laboral más agresiva desde 1977, justamente la que querían los hombres de Lehman Brothers en España, la que venía exigiendo desde hace años el Círculo de Empresarios con Claudio Boada a la cabeza.. En todo caso alerto: tampoco colmará los deseos de los poderes salvajes que, en menos que canta un gallo, volverán a insistir en la copla de “¡más madera!”.

La intención de esta guillotina tiene dos caras inseparables: una, la desforestación de derechos y la eliminación de instrumentos; otra, la marcha hacia una democracia autoritaria, donde los derechos sociales, cada vez más pálidos, serían un perifollo para no dar que hablar más de lo necesario. Unos derechos sociales que, así las cosas, se conciben como límites imsoportables del poder empresarial y no como substancia de la democracia.

A estas alturas, el poder negocial del sindicalismo ya no era tolerable, precisamente porque, a pesar de sus limitaciones, interfería en la discrecionalidad de la ultraderecha económica y de la política termidoriana. En esa tesitura era preciso arruinar los instrumentos de la concertación social y el carácter del convenio sectorial. Es la democracia que impone, no aquella que delibera, y por eso es autoritaria. Que se impone pro domo business hacia un estado benefactor empresarial. Así pues, se ha abierto algo más que una cesura con la democracia liberal.  Lo que se ha abierto, tiempo hace, es un proceso "deconstituyente" (según la expresión de Luigi Ferrajoli) de vaciamiento de la democracia política (1).  

Voces autorizadas dirán qué es menester poner en marcha para contrarrestar este tornado. A mi juicio lo más urgente de la respuesta es la vertebración de un potente movimiento unitario, social y político, capaz de evitar la consolidación de este desmán antidemocrático.




(1) Luigi FerrajoliPoderes salvajes. La crisis de la democracia constitucional (Trotta, 2011)