miércoles, 12 de octubre de 2011

LA BRAGUETA DEMÓCRATA-CRISTIANA


Don Josep Antoni Duran i Lleida, reputado exponente de la politiquería democristiana, ha afirmado que la homosexualidad se cura con tratamiento siquiátrico. Ignoramos los conocimientos académicos del mentado caballero en materias científicas; tampoco estamos al tanto de si don Josep Antoni ha revisitado los libros de Cesare Lombroso. Ahora bien, una cosa parece clara: la invasión de no pocos políticos en el territorio de la ciencia.


Pero si este dirigente político se mete en ese jardín, no veo la razón para que yo (que soy mayor que él) me abstenga de hacer tres cuartos de lo mismo. Así pues, de manera tan imprudente como la de este caballero, afirmo que estamos ante una persona obsesa. Obsesa por ser ministro ora con los romanos ora con los cartagineses y obsesa por las cuestiones sexuales.


La primera (esa apetencia desenfrenada a querer ser ministro) podría curarla haciendo ejercicios espirituales en, por ejemplo, el Monasterio de Montserrat. Allí, entre cánticos gregorianos y austeras colaciones, podría sufrir un tratamiento de humildad y de revisión de vida. Naturalmente, pagando su estancia previa factura con o sin iva.


La segunda (la recurrente obsesión por la cosa sexual) tendría un tratamiento no menos eficaz, aunque de una mayor tonalidad ascética. Ya fuera en otro recinto monástico o en los retretes del Parlamento –desnudo de cintura para arriba con el objetivo de no infundir sospechas-- podría arrearse con un adecuado cilicio ciento cincuenta vergajazos en la espalda para contener la libido. Debe recordarse que esta solución es más barata que la primera pues no costaría dinero, excepto el precio del cilicio. Alguna eficacia debe tener este remedio cuando se practica desde los tiempos de los viejos anacoretas de antaño hasta algunos monjes urbanos, por ejemplo del 
Opus Dei.


Ahora bien, podría ser que no se trate –al menos en la cosa sexual-- de invasión de la política en la ciencia, ni de influencia alguna de Lombroso en estos menesteres. Podría suceder que don Josep Antoni lo hubiera dicho para rebañar votos así de la mesocracia pazguata como de los miembros de la 
Adoración Nocturna. Así las cosas, tendría una justificación: este caballero va a la búsqueda del disputado voto del señor Cayo. Es decir, nada que ver con la tradicional relación de la bragueta con las prácticas sexuales de algunos exponentes demócrata-cristianos.

martes, 4 de octubre de 2011

FABIANOS EN PARAPANDA

1.-- Beatrice y Sidney Web conversaron con Juan de Dios Calero en Parapanda sobre la crisis de la izquierda europea. Nuestro amigo habló de esta guisa: “Verá usted, doña Beatriz: el problema está en el orden del día. Primero fue análisis de clase y perspectivas de lucha; después lo cambiaron por análisis de clase y perspectivas; y finalmente la cosa acabó en análisis y perspectivas. ¿Está usted en lo que es, compañera?”.



2.-- Sabemos de buena tinta que Juan de Dios Calero estuvo en Londres como profesor de Alta Talabartería. Y sabemos, además, que la prensa sensacionalista le presentó un cheque en blanco para que nuestro amigo parapandés explicara si Engels era realmente el padre del niño de la criada de Marx. Calero rechazó el cheque y dijo con retranca: “Caballero, es imposible; el General siempre fue fiel a sus queridas. Pueden meterse el talonario por el ojete del culo, ea”.

3.-- La Real Academia de la Lengua Española no ha admitido a trámite la fundada petición de Juan de Dios Calero para que se incluya en el DRAE la voz “extremabstenerse”. La polilla académica, según se comenta en la taberna Raiz Cuadrada de Menos Uno, de Parapanda, ha comunicado extraoficialmente que esa voz jergal (sic) no tiene abolengo etimológico.

4..-- Paulino Valdés, jefe de prensa de la SGAE, reprime airadamente a sus becarios: “Jóvenes, los comunicados de prensa deben ser cortos y confusos”.

5.-- El Conde de Purchil no quería viajar en aeroplano. Decía que, conforme el aparato subía más alto, su latifundio se hacía cada vez más diminuto. Juan de Dios Calero azuzaba esas contradicciones de clase.

6.-- Juan de Dios Calero, gañán de Parapanda (y Enviado de don Julio Rey Pastor en la Tierra) demostró que Poincaré era un sinvergonzón y que su premio Nobel fue un fraude.

7.-- Aquel hacendado no entendía por qué continuaba la huelga de sus jornaleros. “Vamos a ver, decía aparentemente compungido, si antes les pagaba dos táleros por la siega de una haza que tiene un metro cada lado y ahora les subo a cuatro por otra haza que tiene cuatro por cada lado … ¿a qué viene este follaero? Esto es cosa de Juan de Dios Calero”.

8.— Juan de Dios Calero desenmascaró las supercherías de la lógica escolástica con este silogismo:
“Los chinos son numerosos, Confucio es chino. Luego, Confucio es numeroso".

9.-- La que se armó en Los Purchiles cuando Juan de Dios Calero le espetó, educadamente, al presidente del gobierno que su razonamiento era un silogismo cornudo. Éste le respondió, a voz en grito: “Eso me lo dices en la calle, Calero. No tolero el insulto personal”. Juan de Dios, parsimoniosamente, le respondió: “Los lógicos antiguos denominaban silogismo cornudo al dilema que nos lleva a donde no deseamos ir, sea cual fuera la vereda que decidamos escoger.Por lo tanto, puede afirmarse que el centro-izquierda se enfrenta a un silogismo carnudo”. El presidente del gobierno, más aplacado, contestó: “Ah bueno, eso es otra cosa; yo creía que …”

10.-- Don Ludwig, usted dispense: han llegado a Parapanda noticias muy alarmantes que afirman que usted intentó arrearle con un atizador a Carlitos Popper en el curso de una controversia. Mal hecho, maestro, se lo dice un hombre de paz. Nosotros no somos partidarios de Carlitos. Precisamente cuando vino a esta plaza le dijimos que era un tarambana: afirmó, don Ludwig (se lo decimos por si usted no lo sabe) que, desde Platón, ningún filósofo estaba en sus cabales. Sin ir más lejos, yo le dije: “Carlitos, déjate de pollas que el agua está muy fría”. Pero nunca se me hubiera ocurrido levantarle la mano a ese niño bitongo. Por el amor de Dios, don Ludwig, ¿en qué estaba usted pensando? Suyo y de la Idea, Juan de Dios Calero. [Epistolario Ludwig Vittgenstein – Calero. Archivo Histórico de la London School Economics]

domingo, 2 de octubre de 2011

SÓLO EXISTE UNA RAZA: la raza humana

Rita Levi-Montalcini esa gran dama italiana de la ciencia, con sus primeros ciento dos años en sus juveniles espaldas, ha vuelto a ver publicada una nueva edición en castellano de su autobiografía, Elogio de la imperfección. Ninguna sorpresa por ese título, pues a decir de esta eminente científica (Premio Nobel de Medicina, 1986) “… es la imperfección y no la perfección la que se encuentra en la base de la actuación humana” . Es el mismo mensaje que lanza en su libro: la necesidad de mantenerse en el tajo (mejor si uno lo elige libremente, cosa que por lo menos para la mayoría, sería posible justamente en la jubilación), de pensar y ser útil a los demás: “Mantén tu cerebro ilusionado, activo, hazlo funcionar, y nunca se degenerará” . Celebro esta nueva edición de las memorias con la encendida recomendación de su lectura. También con la reproducción de un texto, Sólo existe una raza: la raza humana, que ella encabezó hace algunos años, contra la xenofobia y el racismo. Dice talmente así:



I.-- Las razas humanas no existen. La existencia de las razas humanas es una abstracción que se deriva de una falsa interpretación de pequeñas diferencias físicas, que nuestros sentidos perciben, erróneamente asociadas a diferencias “psicológicas” e interpretadas sobre la base de prejuicios seculares. Estas abstractas subdivisiones, fundadas en la idea de que los humanos constituyen grupos biológica y hereditariamente muy distintos son puras invenciones que siempre se han utilizado para clasificar arbitrariamente hombres y mujeres en “mejores” y “peores” y, de esta manera, discriminar a los últimos (siempre los más débiles), después de haberles achacado que son la clave de todos los males en todos los momentos de crisis.II.-- La humanidad no está formada por grandes y pequeñas razas. Es, sin embargo y ante todo, una red de personas vinculadas. Es verdad que los seres humanos se juntan en grupos de individuos, comunidades locales, etnias, naciones y civilizaciones. Pero esto no sucede porque tengan los mismos genes sino porque comparten historias de vida, ideales y religiones, costumbres y comportamientos, formas y estilos de vida, incluso culturales. Las agrupaciones nunca son estables a partir de los DNA idénticos; al contrario, están sujetas a profundos cambios históricos: se forman, se transforman, se mezclan, se fragmentan y se disuelven con una rapidez incompatible con los tiempos exigidos por los procesos de selección genética.III.-- El concepto de raza no tiene significado biológico en la especie humana. El análisis de los DNA humanos ha demostrado que la variabilidad genética en nuestra especie --menores que las de nuestros “primos”, los chimpancés, gorilas y orangutanes— está representado sobre todo por diferencias entre personas de la misma población, mientras que son menores las diferencias entre poblaciones y continentes diversos. Los genes de dos individuos de la misma población son, como promedio, ligeramente más similares entre ellos que las de aquellas personas que viven en continentes diversos. Precisamente a causa de estas reducidas diferencias entre poblaciones incluso los científicos racistas nunca definieron cuántas razas constituyen la especie humana, estableciendo unas estimaciones que oscilan entre dos y doscientas razas.IV.-- Está ya consolidado el carácter falso, construido y pernicioso, del mito racista, de la identificación de la “raza aria” con la imagen de un pueblo belicoso, vencedor, “puro” y “noble” con una buena parte de Europa, India y Asia central como patria y una lengua que en teoría está en la base de las lenguas indo-europeas. Bajo el perfil histórico, resulta extremadamente difícil identificar a los arios, en tanto que pueblo, y la noción de familia lingüística indo-europea que deriva de una clasificación convencional. Por el contrario, los modernos datos arqueológicos indican que Europa fue poblada en el Paleolítico por una población de origen africano y en el Neolítico se sobrepusieron otros inmigrantes provenientes del Próximo Oriente. El origen de los italianos actuales viene de los mismos inmigrantes africanos y meridionales que constituyen hoy el tejido perennemente vivo de Europa. A pesar de ello la dramática originalidad del racismo fascista se debe al aliado nazi la identificación incluso de los italianos con los “arios”.V.-- Es una leyenda que los sesenta millones de italianos de hoy desciendan de familias que habitaron la Italia de hace un milenio. Los mismos romanos construyeron su imperio acogiendo a personas de diversas procedencias, dándoles el estatus de cives romanos. Los fenómenos de mestizaje cultural y social, que caracterizaron la historia de toda la península –pero también los griegos, judíos, africanos, hispanos y los considerados como “bárbaros”— produjeron la híbrido que llamamos cultura italiana. Durante siglos, los italianos –aunque dispersos en el mundo y viviendo en una Italia de pequeños Estados—continuaron identificándose y fueron identificados con esta cultura global y variada, humanística y científica.VI.-- No existe una raza italiana, sólo existe un pueblo italiano. Italia se unificó como Nación sólo en 1860. Hoy varios millones de italianos, en el pasado emigrantes y con frecuencia concentrados en ciudades y barios extranjeros, se consideran y son italianos. Una de nuestras mayores riquezas es la de haberse mezclado con tantos pueblos y haber intercambiado sus culturas, “cruzándose” física y culturalmente. Atribuir a una inexistente “pureza de sangre” la “nobleza” de la “Nación”, significa reducir la homogeneidad de una supuesta componente biológica y a los habitantes actuales del territorio italiano un patrimonio milenio y extendido de culturas.VII.-- El racismo es simultáneamente homicida y suicida. Los imperios se convirtieron en tales gracias a la convivencia de pueblos y culturas diversas, y se colapsaron cuando se fragmentaron. Así ha ocurrido y sucede en las naciones con las guerras civiles y cuando, para enfrentarse a las crisis, tomaron a las minorías como chivos expiatorios. El racismo es suicida porque no sólo golpea a los que pertenecen a pueblos distintos sino a los mismos que lo practican. La tendencia al odio indiscriminado que lo alimenta se extiende por contagio de ideas a toda alteridad externa o extraña con respecto a una definición cada vez más estrecha de la “normalidad”. Agrede a quienes están “fuera de la raya”, los “locos”, los “pobres de espíritu”, los gays y lesbianas, los poetas, los artistas, los escritores alternativos, todos los que no son homologables a tipologías humanas estandard, aunque sean quienes permiten realmente a la humanidad cambiar continuamente y vivir. Todo sistema viviente se mantiene tal si sólo es capaz de cambiar, y nosotros, los seres humanos, cambiamos cada vez menos con los genes y siempre más con los inventos de nuestros “benévolamente desordenados” cerebros.VIII.-- El racismo discrimina, niega las relaciones, introduce amenazas en los pensamientos y comportamientos diversos. Para los defensores de la raza italiana, África aparece como una amenaza pavorosa y el Mediterráneo es el mar que, simultáneamente, separa y une. Por esto, los racistas sostienen que no existe una “común raza mediterránea”. Para rechazar todavía más a África, los científicos racistas levantan una barrera contra “semitas” y “camitas”, que son con los que podemos entrar más fácilmente en contacto. La ciencia a señalado que uno existe una clara distinción genética entre los mediterráneos de Europa (occientales) y los de otra parte, orientales y africanos. Desde el punto de vista paleontológico y genético, están absolutamente demostradas las teorías que sostienen el origen africano de los pueblos de la tierra, comprendidos todos en una única raza.IX.— Los judíos italianos son simultáneamente judíos e italianos. Los judíos, como todos los pueblos migrantes (nadie emigra a partir de una libre opción, sino que muchos lo son por necesidad) se han esparcido por el Mundo y han formado parte de diversas culturas, manteniendo a la vez su propia identidad de pueblo y religión. Así sucedió, por ejemplo, con los armenios, con los mismos italianos emigrantes y así está ocurriendo con los migrantes de ahora: africanos, filipinos, chinos, árabes de diversos países, pueblos pertenecientes al Este europeo o a Sudamérica, etc. Todos estos pueblos tuvieron la dolorosa necesidad de emigrar, pero también la suerte –en los mejores casos— de enriquecerse uniendo su cultura a la de quienes les dieron hospitalidad, enriqueciéndose igualmente, sin anular, cuando fue posible, ni la una ni la otra.X.-- La ideología racista está basada en el temor de la “alteración” de la propia raza, aunque ser “bastardos” represente un bien. Es totalmente ciega con respecto al hecho de que muchas sociedades reconozcan que casarse fuera, incluso con los propios enemigos, está bien porque saben que las alianzas son más preciosas que las barreras. Por lo demás, en los humanos los caracteres físicos se alteran mucho más por las condiciones de vida que por la selección, ya que las características psicológicas de los individuos y los pueblos no están escritos en sus genes. El mestizaje cultural es la base fundante de la esperanza de progreso que se deriva de la constitución de la Unión Europea. Una Italia racista que se fragmentase en “etnias” separadas, como ha ocurrido en la ex Yugoeslavia, sería devastada y devastante ahora y en el futuro.Las consecuencias del racismo son realmente epocales: significan la pérdida de cultura y de plasticidad, homicidio y suicidio, de fragmentación e implosión, incontrolables porque están originadas por la repulsa indiscriminada hacia quienes se consideran los “otros” y no “nosotros”.(Traducción JLLB)