El
presidente de Fomento del Trabajo, la patronal catalana, ha declarado que “el
gobierno catalán se ha ganado nuestro agradecimiento”. El de suyo, por
supuesto. Así pues: habló
Blas, punto redondo, como
decía el viejo idiolecto que, como otros, está desapareciendo del léxico. No
parece desproporcionado este reconocimiento que, a mi entender, tiene una doble
componente: a) bien está lo realizado hasta la presente, y b) sigue, sigue por
ahí. La primera consideración sería: la patronal catalana está instalada en un
exacerbado y contraproducente presentismo que, como diría Rafael Argullol, es
“una apología del vacío”. Del vacío social y cultural de un país. Las palabras
del dirigente empresarial catalán me llevan a plantear dos insinuaciones.