domingo, 25 de septiembre de 2011

LLENO HASTA LA BANDERA EN VISTA ALEGRE


No fue sólo ni principalmente una nueva chanson de geste de ComisionesObreras. Fue la presencia, activa e inteligente, de un inmenso colectivo: miles de representantes sindicales españoles que enfáticamente se declaran orgullosos de su adscripción y pertenencia a una organización. Lo más novedoso es que, más de la mitad de los congregados en Vista Alegre son jóvenes. Podríamos decir aquello de “verde que te quiero verde”, la metáfora lorquiana de la juventud. Así pues, no ha sido, especialmente, una estética exhibición de fuerza sino la plasmación pública de un proyecto para el ahora mismo y la denuncia fundamentada de todo un estado general de cosas –este conjunto de crisis superpuestas— que están llevando a un generalizado empobrecimiento a muchos centenares de miles de familias.


El Gran encuentro de Vista Alegre ha sido, esencialmente, la expresión, de un lado, del consenso existente en el sindicato en torno a un proceso de presión sostenida que viene desde hace un año y, de otro lado, el apoyo razonado a las propuestas que se han venido haciendo en los últimos meses. Más concretamente: la iniciativa del 
Pacto por el empleo. Dicho lo cual parece conveniente proponer algunas reflexiones provisionales.


Desde la óptica del sindicalismo confederal se está librando una presión general. Que representa, directamente en unos casos y tangencialmente en otros, todo ese malestar difuso que atraviesa el conjunto asalariado. Esta presión general viene a ser una fuerte indicación a los movimientos monotemáticos que se vienen expresando activamente en los últimos tiempos: las movilizaciones sectoriales tienen una enorme importancia ¡claro que sí!, pero tienen sus límites si no alcanzan un hilo conductor entre ellas. A mi juicio esta consideración no ha sido nunca tenida en cuenta por los movimientos monotemáticas, tal vez debido a su carácter fugaz y vida efímera. No es que el sindicalismo confederal quiera tener el monopolio de esa representación, ni menos aún abducirlos. Tiene el interés de compartir con ellos un paradigma de propuestas en torno al empleo y al Estado de bienestar. Si se lee con detenimiento el discurso de Toxo veremos que las cosas se indican por ese camino. 
Al alba de ese discurso están esas claves.


Como se ha dicho más arriba el planteamiento estelar de este Gran encuentro de Vista Alegre ha sido el Pacto por el empleo. Que, según 
Toxo, es la moderación salarial ligada a la inversión de los beneficios empresariales. Es un planteamiento que comparto, pero que me incita a sugerir algunos elementos cautelares. Primero, no se puede plantear dicha moderación salarial como en tiempos pasados porque la situación ha cambiado substancialmente; es más: amplios colectivos han sufrido –y se les amenaza de nuevo— con recortes salariales; segundo, tal propuesta de moderación salarial requiere instrumentos que garanticen que lo detraído a Pablo vaya a Pedro, esto es, que tal subindiciación salarial vaya efectivamente a la creación de empleo, con instrumentos reales de control; tercero, el pacto no debe ceñirse sólo a las rentas salariales sino también a un conjunto de medidas fiscales; cuarto, la elaboración de dicho proyecto debería concitar el más amplio debate, no sólo en el interior de la casa sindical, sino con el conjunto de los trabajadores que no deben ser sujetos pacientes. Naturalmente, tengo para mí que todo ello está en la cabeza del grupo dirigente.