lunes, 12 de diciembre de 2011

LA LEPRA NEOLIBERAL DE DURAN I LLEIDA

Duran i Lleida ha sacado de su arcón ropavejero un constructo que frecuentaban algunos de sus colegas de otros pagos: “la sociedad del bienestar” (welfare society) en los años ochenta y noventa. Es, por así decirlo, un intento recurrente de substituir el papel de los sistemas públicos de protección social que, financiados por el común de los mortales, administra el Estado con desigual fortuna. Ahora bien, ni ahora ni en tiempos pasados se ha concretado –lo que se dice concretado-- qué diablos significa la “sociedad del bienestar”, aunque es bien sabido qué debemos entender por sectores sociales (altamente) bienestantes. En todo caso, todo indica que dicha inconcreción se hace adrede: nunca conviene espantar a la gente y, menos todavía, en tiempos electorales. Duran, desde estribor, hace lo que otros han predicado desde babor, vale decir: negar los elementos centrales que distinguían la praxis de sus edificios teórico-políticos. Más concretamente: eliminar la, mayor o menor, componente social de sus predicados fundantes adobando la relegitimación del neolibralismo dominante que considera la política y la democracia como obstáculos al desarrollo. De ahí el intento de restringir el espacio de las decisiones colectivas, la redistribución y los servicios públicos en el momento mismo en que éstos se hacen más necesarios. Hablando en plata: Duran, metafóricamente hablando, asesina a Alcide De Gasperi no queriendo ser menos que los de la acera de enfrente: los que enviaron a paseo a sus propios degásperis. Es el contagio, asumido a cosica hecha, por la lepra neoliberal. Lo contrario de “Constituir esta solidaridad de la razón y del sentimiento, de la fraternidad y de la justicia, e insuflar a la unidad europea el espíritu heroico de la libertad y del sacrificio que han sido siempre el de la decisión en los grandes momentos de la historia", que dijo en su día el propio De Gasperi.

LA ZAHÚRDA EUROPEA

Cada día que pasa se incrementa la alarma en torno al estado de la cuestión europea. Los problemas griego e italiano, con ser de extrema gravedad, son una parte –ciertamente de enorme importancia y potente visibilidad-- de los rayos y truenos que caen sobre Europa. Ahora bien, el temporal va más allá de las situaciones griega e italiana. El mismo Jacques Delors ha dicho que “el euro está al borde del abismo”. Lo curioso del caso es que, al menos en España –enfrascada en esta campaña electoral-- ninguna fuerza política explica qué debe hacer el Arca de Noé frente a tan gravísimo temporal. Es como si ello afectara a los europeos, entendidos éstos como rama exótica de una variopinta zoología que nada tiene que ver con nosotros. Las fuerzas políticas en zapatiesta electoral no dicen ni mu mientras la ciudadanía recibe toda una serie de mensajes y noticias de los medios de difusión. La política instalada mira sólo su propio zacatín autorreferencial; la ciudadanía, atónita, se pregunta a dónde vamos (o parece que vamos) a parar. Esa política, ensimismada en su rutina, actúa como si estuviéramos en un momento normal; sin embargo, el personal parece intuir que esto –por decirlo suavemente— tiene muy mala pinta esta zahúrda europea. Hay quien plantea que Europa debe funcionar “a dos velocidades”. Pero, si miramos las cosas sin remilgos, deberemos convenir que eso es lo que ha sucedido siempre, aunque haya estado camuflado, sabiendo todo el mundo que había dos velocidades. Mientras tanto, en algunas covachuelas de la Unión, en el silencio de la noche de Carlos Gardel, ni el músculo duerme ni la imaginación descansa. De ahí que algunos covachuelistas le estén dando vueltas a la cabeza, y algo de ello ha insinuado Doña Angela I de Europa y V de Alemania: una reforma urgente del Tratado para que la Comisión asuma el control presupuestario de todos los países europeos. Naturalmente, tamaña discontinuidad llevaría aparejada la reforma del Tratado llamado por otros Constitución europea. Este blog tiene sus propias fuentes; son serviolas generalmente bien informados que ya nos han avisado que hay covachuelistas que están inquietos por si a algún gobernante se le ocurre el manierismo democrático de convocar un referéndum en su país para darle validez a tal cambio legislativo europeo. Pues bien, como nos lo han contado, este blog lo traslada al común del patio de vecindones europeo.

jueves, 8 de diciembre de 2011

LA AGRADECIDA PATRONAL CATALANA


El presidente de Fomento del Trabajo, la patronal catalana, ha declarado que “el gobierno catalán se ha ganado nuestro agradecimiento”. El de suyo, por supuesto. Así pues: habló Blas, punto redondo, como decía el viejo idiolecto que, como otros, está desapareciendo del léxico. No parece desproporcionado este reconocimiento que, a mi entender, tiene una doble componente: a) bien está lo realizado hasta la presente, y b) sigue, sigue por ahí. La primera consideración sería: la patronal catalana está instalada en un exacerbado y contraproducente presentismo que, como diría Rafael Argullol, es “una apología del vacío”. Del vacío social y cultural de un país. Las palabras del dirigente empresarial catalán me llevan a plantear dos insinuaciones.

La primera: es posible cuantificar la fisicidad del agradecimiento patronal, esto es, calcular la munificencia del gobierno hacia el poder empresarial a través de los sofisticados algoritmos matemáticos al uso. Por ejemplo, se podría empezar por las ayudas, en estos tiempos de tornados y tifones, a La Vanguardia y a Spanair. La segunda: sería conveniente que, desde el sindicalismo, se estableciera un mapa de los recortes y de sus repercusiones concretas en la persona de carne y huesos que, aunque laborioso, es más sencillo que la primera sugerencia, pero no menos necesaria. Para lo uno y lo otro, absténganse de hacer los cálculos sobre la base de la cuenta de la vieja. Y para lo segundo, desdeñemos la rumorología: los hechos sigamos.

¿SE VA A PIQUE EL EURO?




Un relevante número de científicos de probada reputación académica –Stiglitz, Krugman, Castells y otros-- llevan un cierto tiempo avisando de la posibilidad de que el euro se vaya a freir espárragos. Sería insensato echar en saco roto estas advertencias, téngase en cuenta que dichas personas ni tienen mando en plaza ni intereses políticos partidarios. Por otra parte, tan representativo plantel hace algo más que avisar de la posibilidad de la desaparición del euro: expresan su desacuerdo más rotundo con el tipo de decisiones económicas de las autoridades europeas y sus vicarios nacionales.
Un servidor, desde el observatorio privilegiado de Parapanda, no descarta que la euromoneda oiga el gori-gori del toque de difuntos. Pero tengo para mí que es posible que se esté organizando otro tipo de operación de largo recorrido, a saber, la construcción de algo así como un Sacro Imperio Romano Germánico, perdón Franco Germánico manteniendo el euro. Otra cosa es que se les escape el control del euro y asistamos al funeral de esta moneda. Así pues, mi hipótesis va por esa vereda: la construcción de ese Sacro Imperio Franco Germánico con la coronación de Merkozí I, designado por los electores del Palatinado y cuatro más.
De hecho así parecen avalarlo la impresionante cesión de soberanía que se ha efectuado hasta la fecha y las que se preparan a corto y medio plazo. En la cúspide los dos grandes y abajo los diversos protectorados. Imposición del café con leche para todos en materias de fiscalidad, estabilidad y apretarse el cinturón y quiebra de los mecanismos de solidaridad y transferencias. Esta, a mi juicio –naturalmente chusquero y, por lo tanto, menos recomendable que los de Stiglitz, Krugman y Castells-- la gran operación en curso.
El Sacro Imperio Franco Germánico no quiere esta Europa porque, a su entender, los estados nacionales les parecen un conjunto de behetrías y merinazgos donde cada cual va a la suya. Lo que necesita Merkozí I es un espacio subalterno a sus decisiones para encarar los problemas de la globalización y los achuchones de los países emergentes, especialmente el de China. Así pues, tampoco se trata de la Europa de dos velocidades, sino un conjunto de retales poco avenidos entre sí y todos ellos dependientes del Emperador. Lo diré sin perifollos: puede que el euro no esté en peligro, pero sí lo está Europa.

lunes, 5 de diciembre de 2011

PEOR QUE UN COMPADRAZGO. ES UN ERROR


Antonio Baylos ha puesto el dedo en la llaga en su reciente escrito SOBRE EL PESIMISMO SINDICAL (A PROPÓSITO DE UNA INTERVENCIÓN DE JOSE MARIA FIDALGO) Nótese de qué manera el autor entra en el carácter orgánico de las palabras de JMF, rehuyendo, por inútil e innecesario, el tradicional ajuste de cuentas o el enfoque “personal”. El punto de vista de Baylos, que un servidor comparte, se dirige al “pesimismo” de JMF.


Yo diría, además, que el pesimismo del antiguo dirigente sindical está al margen de los acontecimientos. Para argumentarlo vamos a recurrir a un famoso verso de nuestro pre-renacentista Juan de Mena. El poeta cordobés explica, a propósito de los agüeros de un consejero aúlico que antes de salir a navegar estaba incordiando por lo que creía malos augurios, que el Almirante calmosamente respondió: “Non los agüeros, los fechos sigamos”. Pues bien, vamos a los “fechos”.


Los hechos indican que, de un tiempo a esta parte, hay un proceso de movilizaciones, sectoriales y generales, así en España como en una gran cantidad de países de la Unión Europea. Están en la alacena de la memoria del público en general. La más significativa ha sido la huelga general italiana que ha concitado una amplísima unidad social de masas. La no adhesión a la convocatoria por parte de la CSIL y la UIL (algo recurrente desde hace algunos años) no quita importancia al océano participativo del caso italiano, antes al contrario lo refuerza. Otra cosa –por supuesto, preocupante— es la pesimista actitud (por decirlo con palabras benevolentes) de esos dos sindicatos no convocantes. En el caso español sería de cegatos no ver lo que está en movimiento. Así, pues, hablar como lo ha hecho JMF es un disparate que, lo menos significativo para el caso (si queremos “despersonalizar” la cuestión) es si es consciente de lo que afirma. Algo así como la famosa frase de Talleyrand: peor que un crimen, es un error. Lo que debe entenderse como una metáfora en el caso que nos ocupa.


Me viene al pelo unos recuerdos de antaño: en puertas de la famosa huelga general del 14 de Noviembre famoso de 1988 una batahola de comentaristas de toda condición se echaron las manos a la cabeza porque decían que dadas las circunstancias aquello acabaría en un ridículo espantoso. Tras lo sucedido tales personas silbaron en semitono, y hasta algunos dijeron: yo no he sido, no he sido yo.


Así pues, mi tesis es: lo de menos es el real o fingido compadrazgo de JMF; lo que importa es el carácter orgánico de lo que ha dicho. Está en la línea de toda una serie de escribidores pesimistas o nihilistas que, como el Guadiana, aparecen y reaparecen de tiempo en tiempo. La década de los ochenta y noventa fueron unos años en los que tuvieron un insólito éxito ciertos “best sellers” como El fin del trabajo de Jeremy Rifkin, El trabajo, un valor en vía de desaparición, de Dominique Meda o, para el gran público, El horror económico, de la novelista Viviane Forrester. Estos textos y otros tantos subproductos parecían dictar los contenidos y las formas del fin de la historia y los sindicatos, el final de todo proyecto de sociedad que tuviese como uno de sus sujetos el mundo del trabajo: las clases trabajadoras. Fue el éxito de esta literatura una de las señales más manifiestas del retraso con el que una gran parte de la cultura política europea percibió la cualidad del gran cambio que significó el final de la era fordista en la segunda mitad del siglo pasado.




Resumiendo: peor que un compadrazgo (si se trata de ello), es un error.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

MARUJA DE NUEVE BARRIOS, MADRE DE LA IZQUIERDA


Maruja Ruiz ha rechazado la Medalla de Honor de la ciudad de Barcelona. El alcalde de la ciudad se quedó de piedra. Las imágenes han dado la vuelta desde el cabo de Gata hasta Finisterre, desde el cabo de Creus hasta la desembocadura del Guadiana, ese río caprichoso que sube y baja sin la menor consideración.
No ha habido batalla vecinal en Nou Barris sin la presencia activa e inteligente de Maruja. No hubo luchas del movimiento obrero en las que ella no estuviera comprometida. La libertad la trajo Maruja y muchos miles que la acompañamos. La recuerdo emocionado junto a su marido, Fernando Medialdea, dirigente sindical de Motor Ibérica y en tantas batallas democráticas. Maruja de Noubarris, comunista de los sueños emancipatorios.
El gesto se ha producido en el Salón del Consell de Cent del ayuntamiento. Vino a decir –abajo en el enlace verán su testimonio— “no puedo recibir esa medalla que da el gobierno de los recortes”. Ella es el apotegma de Gracián: lo bueno, si breve, dos veces bueno. Y pequeñita como es: al pot petit hi ha la bona confitura.
Politiquerólogos –que no politólogos-- afirman que ya no hay izquierdas. Anda ya. Maruja es la izquierda que antepone la vanidad de las vanidades de una medallica a sus fuertes concepciones. En fin: Maruja, dame tu retrato. Vean http://www.youtube.com/watch?v=OirM0AEpoy8

martes, 15 de noviembre de 2011

RECORDANDO A JOSEP PERNAU

Como es natural toda la prensa catalana se hace eco de la muerte de JosepPernau, involuntario maitre à penser de la profesión y, por encima de todo, hombre bueno en el sentido machadiano del término. Posiblemente el mismo Pernau se haría cruces ante tantos (merecidos) elogios de sus compañeros. Le recuerdo en dos ocasiones que muestran la especial sensibilidad del maestro con las cosas del sindicalismo.


La primera, las conversaciones que tuvimos Enric BastardesDardo Gómez, un servidor con él de cara a la creación del Sindicat de Periodistas de Catalunya. Pernau fue tan partidario de aquella operación que en el acto de clausura del Congreso fundacional Enric Bastardes nos dejó a todos un tanto estupefactos cuando sentenció que el “matrimonio Pernau – López Bulla es el responsable del nacimiento del sindicato”. Tras lo cual le dije al maestro: “Por favor, que mi señora no sepa lo nuestro, no sea que me acuse de bigamia”.


La segunda fue con motivo de la aparición del libro de memorias del gran abogado laboralista Francesc Casares. En este mismo blog un servidor decía que en la ciudad de Parapanda el libro de Casares se estaba vendiendo como rosquillas. Josep Pernau supo ver que Parapanda era un lugar inventado y que el post bloguero tenía como intención difundir la obra y milagros de ese otro hombre “de gran formato” como Casares. Pues bien, ni corto ni perezoso publicó un artículo donde se decía tres cuartos de lo mismo: que el libro de Casares se estaba vendiendo como rosquillas en Parapanda”. Así pues, siguió la corriente a la broma parapandesa.

Gabriel Jaraba, uno de Enviados de Pernau en la Tierra, nos da más elementos de las enseñanzas de nuestro Josep Pernau. Mientras tanto un servidor le recuerda tranquilo y generoso.

jueves, 10 de noviembre de 2011

UNA AGRESIÓN A LOS JORNALEROS ANDALUCES


Las palabras de Duran i Lleida sobre los jornaleros andaluces –que como los aceituneros de Jaén son jornaleros altivos, según dejó cantado nuestro Miguel Hernández-- han provocado un alboroto de padre y muy señor mío. Este dirigente, considerado como un político de brillantina, tiene arrebatos que recuerdan la caspa cañí que existe todavía en Cataluña. Permítaseme un recuerdo emocionado: Josep Solé i Barberà, dirigente del PSUC y reputadísimo abogado así en las Magistraturas de Trabajo como en el Tribunal de Orden Público, acostumbraba a decir: “Estoy siempre al lado de un jornalero de Huelva y no con un empresario catalán”. Una rotunda afirmación de quien estuvo en tiempos difíciles (Juez en la República, condenado a muerte, trasterrado a Valdepeñas y detenido posteriormente en varias ocasiones) al lado de los de abajo.


Las palabras de Duran son esencialmente una tempestad de polución dirigida a los sectores mesocráticos catalanes para que no se sumen, ni siquiera anímicamente, a la indignación contra los durísimos recortes sociales que el Gobierno de la Generalitat ha puesto en marcha de un tiempo a esta parte. Son unas declaraciones que se podrían haber hecho en un clima no electoral ya que el objetivo central es conseguir la sumisión de la mesocracia catalana a los recortes. Pero que, en esta coyuntura política, adquieren toda la relevancia electoral. Lo que indicaría que el monopolio de la zafiedad tabernaria no es monopolio ya del Partido Popular: la caspa se disfraza de brillantina para no infundir excesivas sospechas. Por lo demás, la aparente brillantina demócrata-cristiana dirige su eructos a los sujetos menos protegidos de la sociedad al tiempo que recita todo un florilegio a los grandes empresarios de no importa qué rincón del mundo. Precisamente a los mismos que Theodor Roosvelt, presidente de los Estados Unidos (1901 – 1908) calificó de “malhechores de la gran riqueza”.


Las palabras de Duran son, efectivamente, merecedoras de la más inmisericorde condena, ciertamente. Pero el problema de fondo es el tránsito desparpajado de estos cristiano-demócratas hacia la doxa neoliberal. Ahí está el detalle. De ahí que las respuestas que deben darse a este caballero no han de estar en clave identitaria, es lo que espera para seguir rearmando a su clientela mesocrática: la respuesta ha de ser política e ideológica. Me excuso, pues, por la obviedad: no son los catalanes los responsables de esa bilis; es ese politicastro que descubre, montado en blanco potro, el camino redentor del neoliberalismo.

domingo, 6 de noviembre de 2011

SI YO ESTUVIERA CENSADO EN MADRID


Santiago Carrillo ha planteado sin medias tintas la necesidad de un proceso unitario en la izquierda española tras las elecciones del 20 de Noviembre en SI YO ESTUVIERA CENSADO EN ASTURIAS... Concretamente ha dicho: En este momento habría que acelerar los esfuerzos para crear por fin con coraje y generosidad una nueva formación de izquierda transformadora, unitaria, capaz de recuperar la fuerza social que esta tendencia tuvo en otros tiempos y que fue determinante, una formación adaptada a los nuevos tiempos.


El problema que tienen estas propuestas unitarias es que provocan escalofríos en las entretelas de los convocados a tan importante operación; no sólo en los grupos dirigentes sino en sus alrededores. Por supuesto, son problemas políticos, pero también –¿cómo decirlo con palabras no ásperas?-- hay cuestiones antropológicas. Más todavía, cuando se plantean movimientos unitarios se piensa más en las innegables y evidentes dificultades que en los beneficios. De esa manera se va consolidando un “coste político de oportunidad”, esto es, se va perdiendo el beneficio que podría comportar la tardanza en conseguir el momento unitario, si es que llega.


Leyendo atentamente la propuesta de Santiago Carrillo caemos en la cuenta de que la clave no es esencialmente electoral. El veterano dirigente lo coloca en ese estadio de las elecciones del 20 de noviembre son muy importantes; pero ahí no termina ni nuestra lucha ni la Historia y habrá que seguir la acción por el desarrollo del Estado de bienestar y la consolidación de la democracia española. Entre otras cosas, la crisis, lamentablemente va a seguir produciendo estragos y la lucha por el cambio de las políticas inspiradas exclusivamente en el interés de la Banca tiene que intensificarse. Vale decir: quedan pendientes muchos problemas, nuevos y viejos, que deben ser encarados. No hace falta reseñarlos aquí y ahora, porque están en la cabeza de todos. Tan sólo me permitiré el siguiente: ¿cómo afrontar el cambio de paradigma que representa el actual proceso de innovación-reestructuración de los aparatos productivos que sea compatible con la defensa y promoción del (único)medioambiente existente acumulando nuevos derechos de ciudadanía promotores de nuevas tutelas del Estado de bienestar en el cuadro de una democracia limpiamente participativa?


Tengo por ciento que tamaño desafío sobrepasa en mucho la fuerza de cada fuerza política de la izquierda alternativa en solitario. Pero como hipótesis podría establecerse que dichas fuerzas alternativas pueden hacerlo en mejores condiciones de manera conjunta, y más todavía si conforman una nueva formación de izquierda transformadora, unitaria. Naturalmente, transformadora en los hechos. Esta es la función central, pienso. Lo demás son variables de dicho polinomio. Por lo demás, estimo que necesitamos (primero, interferir; después quebrar) ese juego político que va de Mario a Sila y de Sila a Mario. Este juego de la oca no puede ser trastocado por ese conjunto de islas menores, que ni siquiera forman todavía un archipiélago.


Santiago Carrillo apela a la “generosidad”. Claro que sí, la generosidad. Pero esta virtud está repartida escasamente. Yo lo plantearía de manera, no contradictoria con Santiago: a la responsabilidad política presente y futura, de un lado, y, de otra parte, a la vanidad de los grupos dirigentes convocados: podéis ser más fuertes si estáis unidos. En resumidas cuentas, no es la lírica unitaria, sino la prosa de la eficacia de estar juntos entre-sí. Y eso que es difícil hacerlo en momentos de descalabro puede ser posible cuando se producen éxitos, aunque sean relativos como los se prevén el próximo 20 de Noviembre para aquellos que convoca Santiago Carrillo.

miércoles, 12 de octubre de 2011

LA BRAGUETA DEMÓCRATA-CRISTIANA


Don Josep Antoni Duran i Lleida, reputado exponente de la politiquería democristiana, ha afirmado que la homosexualidad se cura con tratamiento siquiátrico. Ignoramos los conocimientos académicos del mentado caballero en materias científicas; tampoco estamos al tanto de si don Josep Antoni ha revisitado los libros de Cesare Lombroso. Ahora bien, una cosa parece clara: la invasión de no pocos políticos en el territorio de la ciencia.


Pero si este dirigente político se mete en ese jardín, no veo la razón para que yo (que soy mayor que él) me abstenga de hacer tres cuartos de lo mismo. Así pues, de manera tan imprudente como la de este caballero, afirmo que estamos ante una persona obsesa. Obsesa por ser ministro ora con los romanos ora con los cartagineses y obsesa por las cuestiones sexuales.


La primera (esa apetencia desenfrenada a querer ser ministro) podría curarla haciendo ejercicios espirituales en, por ejemplo, el Monasterio de Montserrat. Allí, entre cánticos gregorianos y austeras colaciones, podría sufrir un tratamiento de humildad y de revisión de vida. Naturalmente, pagando su estancia previa factura con o sin iva.


La segunda (la recurrente obsesión por la cosa sexual) tendría un tratamiento no menos eficaz, aunque de una mayor tonalidad ascética. Ya fuera en otro recinto monástico o en los retretes del Parlamento –desnudo de cintura para arriba con el objetivo de no infundir sospechas-- podría arrearse con un adecuado cilicio ciento cincuenta vergajazos en la espalda para contener la libido. Debe recordarse que esta solución es más barata que la primera pues no costaría dinero, excepto el precio del cilicio. Alguna eficacia debe tener este remedio cuando se practica desde los tiempos de los viejos anacoretas de antaño hasta algunos monjes urbanos, por ejemplo del 
Opus Dei.


Ahora bien, podría ser que no se trate –al menos en la cosa sexual-- de invasión de la política en la ciencia, ni de influencia alguna de Lombroso en estos menesteres. Podría suceder que don Josep Antoni lo hubiera dicho para rebañar votos así de la mesocracia pazguata como de los miembros de la 
Adoración Nocturna. Así las cosas, tendría una justificación: este caballero va a la búsqueda del disputado voto del señor Cayo. Es decir, nada que ver con la tradicional relación de la bragueta con las prácticas sexuales de algunos exponentes demócrata-cristianos.

martes, 4 de octubre de 2011

FABIANOS EN PARAPANDA

1.-- Beatrice y Sidney Web conversaron con Juan de Dios Calero en Parapanda sobre la crisis de la izquierda europea. Nuestro amigo habló de esta guisa: “Verá usted, doña Beatriz: el problema está en el orden del día. Primero fue análisis de clase y perspectivas de lucha; después lo cambiaron por análisis de clase y perspectivas; y finalmente la cosa acabó en análisis y perspectivas. ¿Está usted en lo que es, compañera?”.



2.-- Sabemos de buena tinta que Juan de Dios Calero estuvo en Londres como profesor de Alta Talabartería. Y sabemos, además, que la prensa sensacionalista le presentó un cheque en blanco para que nuestro amigo parapandés explicara si Engels era realmente el padre del niño de la criada de Marx. Calero rechazó el cheque y dijo con retranca: “Caballero, es imposible; el General siempre fue fiel a sus queridas. Pueden meterse el talonario por el ojete del culo, ea”.

3.-- La Real Academia de la Lengua Española no ha admitido a trámite la fundada petición de Juan de Dios Calero para que se incluya en el DRAE la voz “extremabstenerse”. La polilla académica, según se comenta en la taberna Raiz Cuadrada de Menos Uno, de Parapanda, ha comunicado extraoficialmente que esa voz jergal (sic) no tiene abolengo etimológico.

4..-- Paulino Valdés, jefe de prensa de la SGAE, reprime airadamente a sus becarios: “Jóvenes, los comunicados de prensa deben ser cortos y confusos”.

5.-- El Conde de Purchil no quería viajar en aeroplano. Decía que, conforme el aparato subía más alto, su latifundio se hacía cada vez más diminuto. Juan de Dios Calero azuzaba esas contradicciones de clase.

6.-- Juan de Dios Calero, gañán de Parapanda (y Enviado de don Julio Rey Pastor en la Tierra) demostró que Poincaré era un sinvergonzón y que su premio Nobel fue un fraude.

7.-- Aquel hacendado no entendía por qué continuaba la huelga de sus jornaleros. “Vamos a ver, decía aparentemente compungido, si antes les pagaba dos táleros por la siega de una haza que tiene un metro cada lado y ahora les subo a cuatro por otra haza que tiene cuatro por cada lado … ¿a qué viene este follaero? Esto es cosa de Juan de Dios Calero”.

8.— Juan de Dios Calero desenmascaró las supercherías de la lógica escolástica con este silogismo:
“Los chinos son numerosos, Confucio es chino. Luego, Confucio es numeroso".

9.-- La que se armó en Los Purchiles cuando Juan de Dios Calero le espetó, educadamente, al presidente del gobierno que su razonamiento era un silogismo cornudo. Éste le respondió, a voz en grito: “Eso me lo dices en la calle, Calero. No tolero el insulto personal”. Juan de Dios, parsimoniosamente, le respondió: “Los lógicos antiguos denominaban silogismo cornudo al dilema que nos lleva a donde no deseamos ir, sea cual fuera la vereda que decidamos escoger.Por lo tanto, puede afirmarse que el centro-izquierda se enfrenta a un silogismo carnudo”. El presidente del gobierno, más aplacado, contestó: “Ah bueno, eso es otra cosa; yo creía que …”

10.-- Don Ludwig, usted dispense: han llegado a Parapanda noticias muy alarmantes que afirman que usted intentó arrearle con un atizador a Carlitos Popper en el curso de una controversia. Mal hecho, maestro, se lo dice un hombre de paz. Nosotros no somos partidarios de Carlitos. Precisamente cuando vino a esta plaza le dijimos que era un tarambana: afirmó, don Ludwig (se lo decimos por si usted no lo sabe) que, desde Platón, ningún filósofo estaba en sus cabales. Sin ir más lejos, yo le dije: “Carlitos, déjate de pollas que el agua está muy fría”. Pero nunca se me hubiera ocurrido levantarle la mano a ese niño bitongo. Por el amor de Dios, don Ludwig, ¿en qué estaba usted pensando? Suyo y de la Idea, Juan de Dios Calero. [Epistolario Ludwig Vittgenstein – Calero. Archivo Histórico de la London School Economics]

domingo, 2 de octubre de 2011

SÓLO EXISTE UNA RAZA: la raza humana

Rita Levi-Montalcini esa gran dama italiana de la ciencia, con sus primeros ciento dos años en sus juveniles espaldas, ha vuelto a ver publicada una nueva edición en castellano de su autobiografía, Elogio de la imperfección. Ninguna sorpresa por ese título, pues a decir de esta eminente científica (Premio Nobel de Medicina, 1986) “… es la imperfección y no la perfección la que se encuentra en la base de la actuación humana” . Es el mismo mensaje que lanza en su libro: la necesidad de mantenerse en el tajo (mejor si uno lo elige libremente, cosa que por lo menos para la mayoría, sería posible justamente en la jubilación), de pensar y ser útil a los demás: “Mantén tu cerebro ilusionado, activo, hazlo funcionar, y nunca se degenerará” . Celebro esta nueva edición de las memorias con la encendida recomendación de su lectura. También con la reproducción de un texto, Sólo existe una raza: la raza humana, que ella encabezó hace algunos años, contra la xenofobia y el racismo. Dice talmente así:



I.-- Las razas humanas no existen. La existencia de las razas humanas es una abstracción que se deriva de una falsa interpretación de pequeñas diferencias físicas, que nuestros sentidos perciben, erróneamente asociadas a diferencias “psicológicas” e interpretadas sobre la base de prejuicios seculares. Estas abstractas subdivisiones, fundadas en la idea de que los humanos constituyen grupos biológica y hereditariamente muy distintos son puras invenciones que siempre se han utilizado para clasificar arbitrariamente hombres y mujeres en “mejores” y “peores” y, de esta manera, discriminar a los últimos (siempre los más débiles), después de haberles achacado que son la clave de todos los males en todos los momentos de crisis.II.-- La humanidad no está formada por grandes y pequeñas razas. Es, sin embargo y ante todo, una red de personas vinculadas. Es verdad que los seres humanos se juntan en grupos de individuos, comunidades locales, etnias, naciones y civilizaciones. Pero esto no sucede porque tengan los mismos genes sino porque comparten historias de vida, ideales y religiones, costumbres y comportamientos, formas y estilos de vida, incluso culturales. Las agrupaciones nunca son estables a partir de los DNA idénticos; al contrario, están sujetas a profundos cambios históricos: se forman, se transforman, se mezclan, se fragmentan y se disuelven con una rapidez incompatible con los tiempos exigidos por los procesos de selección genética.III.-- El concepto de raza no tiene significado biológico en la especie humana. El análisis de los DNA humanos ha demostrado que la variabilidad genética en nuestra especie --menores que las de nuestros “primos”, los chimpancés, gorilas y orangutanes— está representado sobre todo por diferencias entre personas de la misma población, mientras que son menores las diferencias entre poblaciones y continentes diversos. Los genes de dos individuos de la misma población son, como promedio, ligeramente más similares entre ellos que las de aquellas personas que viven en continentes diversos. Precisamente a causa de estas reducidas diferencias entre poblaciones incluso los científicos racistas nunca definieron cuántas razas constituyen la especie humana, estableciendo unas estimaciones que oscilan entre dos y doscientas razas.IV.-- Está ya consolidado el carácter falso, construido y pernicioso, del mito racista, de la identificación de la “raza aria” con la imagen de un pueblo belicoso, vencedor, “puro” y “noble” con una buena parte de Europa, India y Asia central como patria y una lengua que en teoría está en la base de las lenguas indo-europeas. Bajo el perfil histórico, resulta extremadamente difícil identificar a los arios, en tanto que pueblo, y la noción de familia lingüística indo-europea que deriva de una clasificación convencional. Por el contrario, los modernos datos arqueológicos indican que Europa fue poblada en el Paleolítico por una población de origen africano y en el Neolítico se sobrepusieron otros inmigrantes provenientes del Próximo Oriente. El origen de los italianos actuales viene de los mismos inmigrantes africanos y meridionales que constituyen hoy el tejido perennemente vivo de Europa. A pesar de ello la dramática originalidad del racismo fascista se debe al aliado nazi la identificación incluso de los italianos con los “arios”.V.-- Es una leyenda que los sesenta millones de italianos de hoy desciendan de familias que habitaron la Italia de hace un milenio. Los mismos romanos construyeron su imperio acogiendo a personas de diversas procedencias, dándoles el estatus de cives romanos. Los fenómenos de mestizaje cultural y social, que caracterizaron la historia de toda la península –pero también los griegos, judíos, africanos, hispanos y los considerados como “bárbaros”— produjeron la híbrido que llamamos cultura italiana. Durante siglos, los italianos –aunque dispersos en el mundo y viviendo en una Italia de pequeños Estados—continuaron identificándose y fueron identificados con esta cultura global y variada, humanística y científica.VI.-- No existe una raza italiana, sólo existe un pueblo italiano. Italia se unificó como Nación sólo en 1860. Hoy varios millones de italianos, en el pasado emigrantes y con frecuencia concentrados en ciudades y barios extranjeros, se consideran y son italianos. Una de nuestras mayores riquezas es la de haberse mezclado con tantos pueblos y haber intercambiado sus culturas, “cruzándose” física y culturalmente. Atribuir a una inexistente “pureza de sangre” la “nobleza” de la “Nación”, significa reducir la homogeneidad de una supuesta componente biológica y a los habitantes actuales del territorio italiano un patrimonio milenio y extendido de culturas.VII.-- El racismo es simultáneamente homicida y suicida. Los imperios se convirtieron en tales gracias a la convivencia de pueblos y culturas diversas, y se colapsaron cuando se fragmentaron. Así ha ocurrido y sucede en las naciones con las guerras civiles y cuando, para enfrentarse a las crisis, tomaron a las minorías como chivos expiatorios. El racismo es suicida porque no sólo golpea a los que pertenecen a pueblos distintos sino a los mismos que lo practican. La tendencia al odio indiscriminado que lo alimenta se extiende por contagio de ideas a toda alteridad externa o extraña con respecto a una definición cada vez más estrecha de la “normalidad”. Agrede a quienes están “fuera de la raya”, los “locos”, los “pobres de espíritu”, los gays y lesbianas, los poetas, los artistas, los escritores alternativos, todos los que no son homologables a tipologías humanas estandard, aunque sean quienes permiten realmente a la humanidad cambiar continuamente y vivir. Todo sistema viviente se mantiene tal si sólo es capaz de cambiar, y nosotros, los seres humanos, cambiamos cada vez menos con los genes y siempre más con los inventos de nuestros “benévolamente desordenados” cerebros.VIII.-- El racismo discrimina, niega las relaciones, introduce amenazas en los pensamientos y comportamientos diversos. Para los defensores de la raza italiana, África aparece como una amenaza pavorosa y el Mediterráneo es el mar que, simultáneamente, separa y une. Por esto, los racistas sostienen que no existe una “común raza mediterránea”. Para rechazar todavía más a África, los científicos racistas levantan una barrera contra “semitas” y “camitas”, que son con los que podemos entrar más fácilmente en contacto. La ciencia a señalado que uno existe una clara distinción genética entre los mediterráneos de Europa (occientales) y los de otra parte, orientales y africanos. Desde el punto de vista paleontológico y genético, están absolutamente demostradas las teorías que sostienen el origen africano de los pueblos de la tierra, comprendidos todos en una única raza.IX.— Los judíos italianos son simultáneamente judíos e italianos. Los judíos, como todos los pueblos migrantes (nadie emigra a partir de una libre opción, sino que muchos lo son por necesidad) se han esparcido por el Mundo y han formado parte de diversas culturas, manteniendo a la vez su propia identidad de pueblo y religión. Así sucedió, por ejemplo, con los armenios, con los mismos italianos emigrantes y así está ocurriendo con los migrantes de ahora: africanos, filipinos, chinos, árabes de diversos países, pueblos pertenecientes al Este europeo o a Sudamérica, etc. Todos estos pueblos tuvieron la dolorosa necesidad de emigrar, pero también la suerte –en los mejores casos— de enriquecerse uniendo su cultura a la de quienes les dieron hospitalidad, enriqueciéndose igualmente, sin anular, cuando fue posible, ni la una ni la otra.X.-- La ideología racista está basada en el temor de la “alteración” de la propia raza, aunque ser “bastardos” represente un bien. Es totalmente ciega con respecto al hecho de que muchas sociedades reconozcan que casarse fuera, incluso con los propios enemigos, está bien porque saben que las alianzas son más preciosas que las barreras. Por lo demás, en los humanos los caracteres físicos se alteran mucho más por las condiciones de vida que por la selección, ya que las características psicológicas de los individuos y los pueblos no están escritos en sus genes. El mestizaje cultural es la base fundante de la esperanza de progreso que se deriva de la constitución de la Unión Europea. Una Italia racista que se fragmentase en “etnias” separadas, como ha ocurrido en la ex Yugoeslavia, sería devastada y devastante ahora y en el futuro.Las consecuencias del racismo son realmente epocales: significan la pérdida de cultura y de plasticidad, homicidio y suicidio, de fragmentación e implosión, incontrolables porque están originadas por la repulsa indiscriminada hacia quienes se consideran los “otros” y no “nosotros”.(Traducción JLLB)

lunes, 26 de septiembre de 2011

EL APOYO A COSCUBIELA DE JUSTO DOMÍNGUEZ Y LÓPEZ BULLA

La decisión de nuestro amigo y compañero Joan Coscubiela de aceptar el encabezamiento de la lista al Congreso de los Diputados para las elecciones del 20 de Noviembre por ICV. EUiA es un gran acierto. Porque hemos compartido con él no pocas batallas al servicio de los trabajadores y sus familias, conocemos su radicalidad democrática y dedicación al servicio público, sabemos también de su capacidad intelectual y de proyecto, que está enraizados en la cuestión social. No nos cabe la menor duda: las clases trabajadores y populares tienen ahora un acicate para no permanecer pasivos en la próxima contienda electoral. Por último, deseamos a Joan Coscubiela todos los éxitos. Francamente, se los merece.



Justo Domínguez de la Fuente, ex secretario general de UGT de Catalunya; José Luís López Bulla, ex secretario general de Comisiones Obreras de Catalunya.

domingo, 25 de septiembre de 2011

LLENO HASTA LA BANDERA EN VISTA ALEGRE


No fue sólo ni principalmente una nueva chanson de geste de ComisionesObreras. Fue la presencia, activa e inteligente, de un inmenso colectivo: miles de representantes sindicales españoles que enfáticamente se declaran orgullosos de su adscripción y pertenencia a una organización. Lo más novedoso es que, más de la mitad de los congregados en Vista Alegre son jóvenes. Podríamos decir aquello de “verde que te quiero verde”, la metáfora lorquiana de la juventud. Así pues, no ha sido, especialmente, una estética exhibición de fuerza sino la plasmación pública de un proyecto para el ahora mismo y la denuncia fundamentada de todo un estado general de cosas –este conjunto de crisis superpuestas— que están llevando a un generalizado empobrecimiento a muchos centenares de miles de familias.


El Gran encuentro de Vista Alegre ha sido, esencialmente, la expresión, de un lado, del consenso existente en el sindicato en torno a un proceso de presión sostenida que viene desde hace un año y, de otro lado, el apoyo razonado a las propuestas que se han venido haciendo en los últimos meses. Más concretamente: la iniciativa del 
Pacto por el empleo. Dicho lo cual parece conveniente proponer algunas reflexiones provisionales.


Desde la óptica del sindicalismo confederal se está librando una presión general. Que representa, directamente en unos casos y tangencialmente en otros, todo ese malestar difuso que atraviesa el conjunto asalariado. Esta presión general viene a ser una fuerte indicación a los movimientos monotemáticos que se vienen expresando activamente en los últimos tiempos: las movilizaciones sectoriales tienen una enorme importancia ¡claro que sí!, pero tienen sus límites si no alcanzan un hilo conductor entre ellas. A mi juicio esta consideración no ha sido nunca tenida en cuenta por los movimientos monotemáticas, tal vez debido a su carácter fugaz y vida efímera. No es que el sindicalismo confederal quiera tener el monopolio de esa representación, ni menos aún abducirlos. Tiene el interés de compartir con ellos un paradigma de propuestas en torno al empleo y al Estado de bienestar. Si se lee con detenimiento el discurso de Toxo veremos que las cosas se indican por ese camino. 
Al alba de ese discurso están esas claves.


Como se ha dicho más arriba el planteamiento estelar de este Gran encuentro de Vista Alegre ha sido el Pacto por el empleo. Que, según 
Toxo, es la moderación salarial ligada a la inversión de los beneficios empresariales. Es un planteamiento que comparto, pero que me incita a sugerir algunos elementos cautelares. Primero, no se puede plantear dicha moderación salarial como en tiempos pasados porque la situación ha cambiado substancialmente; es más: amplios colectivos han sufrido –y se les amenaza de nuevo— con recortes salariales; segundo, tal propuesta de moderación salarial requiere instrumentos que garanticen que lo detraído a Pablo vaya a Pedro, esto es, que tal subindiciación salarial vaya efectivamente a la creación de empleo, con instrumentos reales de control; tercero, el pacto no debe ceñirse sólo a las rentas salariales sino también a un conjunto de medidas fiscales; cuarto, la elaboración de dicho proyecto debería concitar el más amplio debate, no sólo en el interior de la casa sindical, sino con el conjunto de los trabajadores que no deben ser sujetos pacientes. Naturalmente, tengo para mí que todo ello está en la cabeza del grupo dirigente.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

LA AUSTERIDAD SEGÚN BERLINGUER

ENCUENTRO CON LOS INTELECTUALES Roma, Teatro Elíseo, 15 de Enero de 1977 (Traducción de JLLB. El texto italiano se encuentra en Una occasione per l´Italia: austerità)



Ante todo quiero manifestaros la satisfacción de la Dirección del Partido por la respuesta que nuestra iniciativa ha encontrado en los intelectuales comunistas y entre los intelectuales y representantes políticos de distintas orientaciones, también de otras corrientes. La asistencia y el interés que ha levantado este encuentro indican su madurez y oportunidad: cuando nos “pusimos manos a la obra” ya estábamos convencidos de ello --más tarde volveré al significado de esta expresión— esto es: un proyecto de renovación de la sociedad italiana. El método de trabajo de los comunistas no es el del centro-izquierda. Este ha sido, y sigue siendo, el tema principal: la razón y la finalidad de nuestra reunión con vosotros. No nos propusimos volver a profundizar asuntos como la relación entre política y cultura, entre partido e intelectuales –aunque quisiera decir algo más sobre ellas en las conclusiones de mi intervención-- sino fundamentalmente abrir un debate sobre el tema concreto que se ha planteado en la convocatoria: ¿cuál puede ser la aportación de la cultura a la elaboración de un proyecto de renovación de la sociedad italiana? Esta convención ha pretendido ser, y pienso que lo ha conseguido, un momento de la construcción de dicho proyecto. Así pues, no creo que se pueda dar lugar a desilusiones tanto por vuestra parte como por la nuestra. Solamente se podría sentir decepcionado quien entendiera, equivocadamente, el sentido de nuestra propuesta; y, más en general –desconociendo los métodos de trabajo de los comunistas— pensara que los compañeros Aldo Tortorella y Giorgio Napolitano (o yo mismo) hemos venido aquí para presentaros un plato precocinado, al que vosotros sólo tendríais que añadir los condimentos y decir si os gusta o no. Por el contrario, decidimos convocaros antes de llegar, como partido, a un proyecto acabado en sus diversas partes. Por la simple razón de que dicho proyecto ha de ser el resultado de una investigación, de un trabajo común que tienen una envergadura muy superior al que está realizando y realizará el núcleo dirigente de nuestro partido. En efecto, aunque sólo fuera para no recaer en la experiencia negativa del centro-izquierda, teníamos y tenemos que evitar el error de proyectos elaborados sólo desde un despacho. El compañero Napolitano os ha explicado que la Dirección del Partido ha creado una comisión que ya está trabajando en tal proyecto, y ha aclarado también que antes de presentar sus propuestas al Comité Central queremos llevar a cabo una verificación de masas de las propuestas a formular; queremos estimular la participación de todos los que deseen comprometerse activamente en el cambio de sociedad; queremos, en definitiva, hacer algo que, por su método y esencia, no se haya hecho nunca en Italia: llegar a un proyecto de transformación discutido entre y con la gente. Y como para transformar nuestra sociedad no hemos de aplicar doctrinas o esquemas ni copiar modelos ajenos ya existentes, sino recorrer nuevos caminos, todavía por explorar, inventar algo nuevo pero que ya esté bajo la piel de la historia, algo maduro, necesario; y por consiguiente posible, es natural que el primer momento de nuestro trabajo haya sido y tenga que ser el encuentro con las fuerzas que son, o deberían ser, creativas por definición: con los intelectuales, con las fuerzas de la cultura. En mi opinión, sólo puede ser la forma de proceder del partido más representativo de la clase obrera, de la formación política que tiende continuamente a realizar una síntesis entre espontaneidad y reflexión, entre inmediatez y perspectiva. Y, por lo tanto, entre clase obrera e intelectuales; entre la fuerza social que hoy es el principal motor de la historia y las capas portadoras de pensamiento, que expresa la acumulación y el desarrollo de la cultura y la civilización. Esta reunión constituye un primer resultado positivo del esfuerzo que estamos realizando; que deberá continuar intensificándose entre los intelectuales y el mundo de la cultura, tanto de la desagregación de nuestro trabajo de la que hablaba el compañero Alberto Asor Rosa, y que deberá llevarse a cabo por materias, por grandes sectores, como mediante iniciativas como las que ha indicado el compañero Tortorella (especialmente lo que ha planteado y a lo que tendremos que prestarle gran atención, en el sentido de promover en las instituciones culturales un conjunto de conferencias con un carácter similar, salvadas las lógicas diferencias, a las conferencias de producción que hemos impulsado y continuaremos en esa línea en las fábricas), o bien mediante otras iniciativas que susciten la aportación de los obreros, campesinos, técnicos, los dirigentes de fábricas, las masas juveniles y sus organizaciones, las mujeres y sus asociaciones. Dar un sentido y una finalidad a la política de austeridad: pero ¿qué austeridad? ¿Cuál es el origen de la necesidad de ponernos a pensar y trabajar en un proyecto de transformación de la sociedad que indique objetivos y metas a perseguir y alcanzar en los próximos tres o cuatro años, pero que se concreten en hechos y medidas inmediatas que indiquen su puesta en marcha? Esta necesidad nace de la consciencia de darle un sentido y una finalidad a la política de austeridad que es una opción obligada y duradera y, simultáneamente, una condición de salvación para los pueblos de Occidente y, muy especialmente, al pueblo italiano. La austeridad no es hoy un mero instrumento de política económica al que recurrir para salvar una dificultad temporal, coyuntural, para permitir la recuperación y restauración de los viejos mecanismos económicos y sociales. Así conciben la austeridad los grupos dominantes y las fuerzas políticas conservadoras. Por el contrario, para nosotros la austeridad es el medio de impugnar la raíz y sentar las bases para la superación de un sistema que ha entrado en una crisis estructural y de fondo, no coyuntural, y cuyas características distintivas son el derroche y el desaprovechamiento, la exaltación de los particularismos e individualismos más exacerbados, del consumismo más desenfrenado. Austeridad significa rigor, eficiencia, seriedad y también justicia; es decir, lo contrario de todo lo que hemos conocido y pagado hasta la presente, que nos ha conducido a la gravísima crisis cuyos daños hace años que vienen acumulándose y se manifiestan hoy en Italia en todo su dramático alcance. En base a tal enfoque el movimiento obrero puede enarbolar la bandera de la austeridad. Austeridad es para los comunistas una lucha efectiva contra la situación existente, contra la evolución espontánea de las cosas; y, al mismo tiempo, premisa y condición material para realizar el cambio. Concebida de esta manera, la austeridad se convierte en un arma de lucha moderna y actualizada tanto contra los defensores del orden económico y social existentes como contra los que la consideran como la única solución posible de una sociedad destinada orgánicamente a permanecer atrasada, subdesarrollada y cada vez más desequilibrada, cada vez más cargada de injusticias, contradicciones y desigualdades. Así pues, lejos de ser una concesión a los intereses de los grupos dominantes o a las necesidades de supervivencia del capitalismo, la austeridad puede ser una opción con un avanzado y concreto contenido de clase; puede y debe ser una de las formas en las que el movimiento obrero se erige en portador de una organización diferente de la vida social, a través de una lucha por afirmar, en las condiciones actuales, sus antiguos y siempre válidos ideales de liberación. Efectivamente, pienso que en las actuales condiciones es inimaginable luchar realmente y con eficacia por una sociedad superior sin partir de la necesidad imprescindible de la austeridad. Pero la austeridad, según los contenidos y las fuerzas que la encaucen, puede utilizarse como instrumento de depresión económica, de represión política; o como ocasión para un desarrollo económico y social nuevos, para un riguroso saneamiento del Estado, para una profunda transformación de la organización social, para la defensa y expansión de la democracia. En una palabra: como medio de justicia y liberación del hombre y de todas sus energías, hoy postradas, dispersas y desperdiciadas. Las consecuencias en los países capitalistas del avance del movimiento de liberación de los pueblos del Tercer Mundo. En otras ocasiones, incluso recientemente, hemos recordado las profundas razones históricas –no sólo las italianas, desde luego-- que hacen necesaria, y no sólo coyunturalmente, una política de austeridad. Hay varias razones. Pero debemos recordar que el acontecimiento más importante, con sus efectos que ya no son reversibles, ha sido y seguirá siendo la irrupción en el escenario mundial de una serie de países y pueblos, antes coloniales, que se van liberando de la dependencia y el subdesarrollo a las que estaban condenados la dominación imperialista. Se trata de dos terceras partes de la humanidad que ya no toleran vivir en condiciones de hambre y miseria, de marginación e inferioridad frente a otros pueblos y países que han dominado hasta ahora la vida mundial. Se trata de un movimiento extremadamente multiforme y complejo. Son enormes las diferencias económicas, sociales, culturales y políticas que existen tanto en el interior de lo que solemos llamar el Tercer Mundo como en sus relaciones exteriores. Muy en especial, en los últimos tiempos se ha ido concretando una tendencia hacia alianzas entre los grupos dominantes de los países capitalistas más desarrollados y los de ciertos países en vías de desarrollo. Son unas alianzas que perjudican a otros países más pobres y débiles y al conjunto de los movimientos populares y progresistas. No han sido ni son solamente los Kissinger sino también los Yamani, quienes han seguido y continúan una política de hostilidad contra los Estados y las fuerzas políticas que luchan por la renovación de su propio país, incluídas las fuerzas avanzadas del movimiento obrero occidental. Debemos captar esas diferencias en el seno del Tercer Mundo y tenerlas en cuenta. Pero no podemos perder de vista el significado general del grandioso movimiento que protagonizan esos pueblos: un movimiento que cambia el rumbo de la historia mundial, que va rompiendo todos los equilibrios que han sido y los actuales, no sólo los relativos a las relaciones de fuerza a escala mundial sino también los internos de cada uno de los países capitalistas. Es ese movimiento el que fundamentalmente, con su acción profunda, hace estallar las contradicciones de toda una fase de desarrollo capitalista postbélico y genera en ciertos países unas condiciones de crisis con una gravedad sin precedentes. Bajo el telón de fondo de esta agudización de los conflictos, mal encubierta por frágiles solidaridades, entre grupos y países capitalistas destacan con una nitidez cada vez mayor toda una serie de procesos de disgregación y decadencia que hacen cada vez menos soportables las condiciones de existencia de amplias masas populares, amenazando no sólo las bases de la economía sino incluso las de nuestra propia civilización y desarrollo. No es necesario describir los mil signos en los que se manifiesta esta tendencia que hiere y degrada tan profundamente la vida y la cultura. Lo que debe quedar claro para todo el que quiera las razones y los objetivos de nuestra política –tanto en el interior de nuestro país como en las relaciones con las fuerzas progresistas del mundo-- es que se puede resumir en un esfuerzo de movilización e investigación para parar esta tendencia e invertirla. Dos premisas fundamentales para poner en marcha “una transformación revolucionaria de la sociedad”. Tengo para mí que estamos viviendo uno de esos momentos en los que, como afirma el Manifiesto Comunista, en algunos países con el nuestro, si no se pone en marcha “una transformación revolucionaria de la sociedad” se puede caer en el hundimiento común de las clases antagonistas”, es decir, en la decadencia de la civilización, en la ruina de un país. Pero sólo se puede poner en marcha una transformación revolucionaria en las condiciones actuales si se saben afrontar los nuevos problemas que se plantean en Occidente por el movimiento de liberación de los pueblos del Tercer Mundo; y esto en nuestra opinión –en la opinión de los comunistas italianos-- tiene para Occidente, y sobre todo para nuestro país, dos implicaciones fundamentales: 1) abrirse a una plena comprensión de las razones del desarrollo y la justicia de esos países y establecer con ellos una política de cooperación sobre bases igualitarias; 2) abandonar la ilusión de que es posible perpetuar un tipo de desarrollo, basado en la expansión artificial del consumo individual, que es fuente de derrroche y parasitismo, de privilegios y dilapidación de los recursos y desequilibrios financieros. Por eso, la política de austeridad no es de nivelación tendencial hacia loa indigencia ni ha de proponerse como objetivos la mera supervivencia de un sistema económico y social que ha entrado en crisis. Por el contrario, ha de tener como finalidad –por eso puede y debe ser asumida por el movimiento obrero-- instaurar la justicia y la eficacia, el orden y una nueva moralidad. Concebida de esa manera, una política de austeridad, aunque implique (necesariamente por su propia naturaleza) determinadas renuncias y determinados sacrificios, adquiere al mismo tiempo u significado renovador y se convierte en un acto de libertad para grandes masas sometidas a viejas subordinaciones y a intolerantes marginaciones, creando nuevas solidaridades y, consiguiendo un consenso creciente, se convierte en un amplio movimiento democrático al servicio de una tarea de transformación social. Precisamente porque ésta es nuestra perspectiva, pienso que debe reconocerse que hasta ahora la política de austeridad no ha sido presentada al país –ni tampoco se ha aplicado en la práctica—dentro de un espíritu de consciencia y confianza, y no de resignación. Y si bien podemos admitir –mejor dicho, hemos de admitir-- que ha habido insuficiencias y oscilaciones del movimiento obrero y de nuestro partido, las principales deficiencias debemos imputárselas a las fuerzas que gobiernan el país. No pretendo examinar aquí las diversas medidas de política económica que el gobierno ha aplicado o está preparando, ni recordar nuestra actitud ante las mismas. Son conocidas las posiciones, unas veces favorables y otras críticas, adoptadas por nuestro Partido ante los diferentes aspectos de la política económica. Por otra parte, como sabéis, en este misma sala compañeros competentes –en una positiva discusión con representantes de otros partidos e ilustres economistas, en presencia también de miembros del gobierno—trataron el tema del marco económico global y de las intervenciones que han de realizar el gobierno y los partidos. Falta de vigor, de valentía y estrechez de perspectivas en la política de austeridad del gobierno. Quiero insistir en una crítica de carácter general que los comunistas continuamos formulando contra la actuación del gobierno. Efectivamente, la política de austeridad sigue estando viciada por la falta de vigor, de valentía y de perspectivas. Por ejemplo, todavía no se ha sabido suscitar el necesario movimiento de masas contra los despilfarros. Contra el derroche en sentido directo, que todavía son enormes –piénsese en la energía y en la organización sanitaria-- y contra el derroche en sentido indirecto y amplio, como los que se derivan del laxismo de las empresas, en el sistema educativo y en la administración pública; o los que han denunciado aquí con especial severidad los profesores Carapezza, Nebbia, Maldonado y otros, que vienen de imprevisiones cuyo peso notamos ya en la actualidad y de enormes errores cometidos en la política del suelo, del territorio y del medio ambiente, o de la negligencia en el campo de la investigación. Es necesaria una amplísima acción contra el despilfarro y por el ahorro en todos los terrenos. Esa acción requeriría el estímulo, la dirección y la iniciativa continua de un gobierno que supiera ganarse la confianza política y moral, que es indispensable en la actualidad. No es casual, por supuesto, tan deficiencia, pues una acción de ese calibre no se organiza sólo mediante la propaganda, que tampoco estará a la altura de las necesidades sino que requiere que se detecten y ataquen toda serie de intereses creados muy concretos, buena parte de los cuales constituyen la base en la que se apoya el sistema de poder de la Democracia Cristiana. Pero lo que resulta más evidente, con efectos muy negativos, es la estrechez de perspectivas que caracteriza la política de austeridad propugnada y aplicada hasta ahora por el gobierno. Aquí reside la principal diferencia que nos separa de los representantes del gobierno y de los grupos económicos dominantes. En ellos se percibe, en el fondo, un estado de ánimo de rendición, o sea, lo contrario de lo que se necesitaría para que el pueblo asumiera con determinado convencimiento los sacrificios imprescindibles. Para realizar el esfuerzo adecuado, el país necesitaría tener unas perspectivas claras; o, por lo menos, algunos elementos fundamentales de una nueva perspectiva. En cambio, los representantes de las viejas clases dominantes y muchos hombres del gobierno, se limitan, en el mejor de los casos, al objetivo de colocar a Italia en los mismos raíles por los que discurría el desarrollo económico antes de la crisis, como si aquellas vías y aquellos modelos de desarrollo pudieran representar todavía una sociedad deseable; como si la crisis de estos últimos años y de la actualidad no fuera exactamente la crisis de aquel modelo de sociedad: una crisis que no sólo se manifiesta en Italia sino también, aunque de maneras diferentes, en otras naciones europeas. Para nosotros resulta muy clara la razón de esa falta de vigor, de valentía y de perspectivas en la política de austeridad. En esas deficiencias vemos la evidencia de de un proceso histórico caracterizado por la decadencia irremediable de la función dirigente de la burguesía y la confirmación de que esa función dirigente comienza ya a desplazarse hacia el movimiento obrero y las fuerzas populares unidas: naturalmente a una clase obrera y unas masas populares si son capaces de demostrar la madurez necesaria para convertirse en una fuerza que dirija democráticamente a toda la sociedad hacia la salvación y el renacimiento. Esto requiere que, en las propias filas del movimiento obrero y en sus organizaciones económicas y políticas se aplique con más amplitud y responsabilidad un espíritu autocrítico que conduzca a la superación de las actitudes negativas y distorsionantes, de subordinación y de extremismo, que todavía tienen un peso notable, y dificultan en lo concreto la solución positiva de problemas de inmediata actualidad como el saneamiento económico, productivo y financiero de la sociedad y del Estado. No podemos esperar a estar en el gobierno para presentar un proyecto de renovación. Hay que actuar inmediatamente. Para comprometernos en un proyecto de renovación de la sociedad y para lanzar la propuesta de ponernos a trabajar en su definición no podemos esperar a que maduren las condiciones en los partidos para entrar nosotros en el gobierno. Esta constituye una necesidad más urgente que nunca. Pero, mientras tanto, tenemos el deber de poner en marcha las iniciativas oportunas que respondan a las necesidades de lucha que el movimiento obrero no puede aplazar, y a no posponer los intereses generales del país en el marco político actual. Que, a pesar de todas las insuficiencias, refleja los profundos efectos positivos del avance popular y comunista de estos años, especialmente el pasado 20 de Junio (1). La propuesta del proyecto nace también de una necesidad propia del movimiento obrero: evitar que no se comprendan bien las razones objetivas, la exigencia de una política de austeridad o caer en el riesgo de acomodarse a la rutina cotidiana viviendo al día. Sin embargo, y ante todo, tiene su origen en una exigencia general de toda la nación que necesita un horizonte diferente y unos puntos concretos de referencia. La fase actual de nuestra vida nacional está, sin lugar a dudas, cargada de riesgos, pero nos ofrece a todos la gran ocasión de una tarea renovadora. No podemos dejar pasar esta ocasión; es quizás la más importante, dicho sea sin asomo de retórica, que se le ha presentado al pueblo italiano y a sus fuerzas políticas más responsables desde el nacimiento de nuestra república. Aquí reside una peculiaridad italiana, de este país nuestro desequilibrado y desordenado, pero vivo, cargado de energías, fuente de un gran espíritu democrático; de esta Italia nuestra que es tal vez la nación donde la crisis ha adquirido mayor gravedad que en otros lugares del mundo capitalista (no sólo en su aspecto económico, sino también político, de amenaza a las instituciones), pero también donde son mayores las posibilidades de trabajar dentro de la propia crisis para convertirla en ocasión de un cambio general de la sociedad. Nuestra iniciativa no es, pues, un acto de propaganda o de exhibición de nuestro partido. Quiere ser un acto de confianza. Pretende ser, nuevamente, un acto de unidad: una aportación que estimula la de otros partidos con la idea de iniciar un trabajo y un compromiso comunes, capaces de conseguir una convergencia de fuerzas democráticas y populares. Por su carácter y su intencionalidad unitarios, nuestro proyecto no pretende ser --y creo que no debe ser-- un programa de transición socialista. De forma más modesta y concreta ha de proponerse esbozar un desarrollo de la economía y de la sociedad, cuyas características y nuevas formas de funcionamiento pueden atraer, también, la adhesión y el consenso de los italianos, que –aunque no profesen ideas comunistas o socialistas— notan claramente la necesidad de liberarse a sí mismos, y liberar a la nación de las injusticias y aberraciones, de las absurdidades y desgarramientos a los que conduce la actual organización social. Quien sienta esta preocupación y esta sincera aspiración no puede dejar de reconocer que, para salir con seguridad de estas arenas movedizas en las que la sociedad corre el riesgo de hundirse, es indispensable introducir en ella elementos, valores y criterios socialistas. Cuando planteamos el objetivo de una programación del desarrollo, que tenga como finalidad la elevación del hombre en su esencia humana y social, y no como mero individuo contrapuesto a sus semejantes; cuando planteamos el objetivo de la superación de los modelos de consumo y de comportamiento, inspirados en un individualismo exagerado; cuando planteamos el objetivo de llegar más allá de la satisfacción de necesidades materiales, artificialmente creadas, y también más allá de la satisfacción de las actuales formas irracionales, costosas, alineantes y socialmente discriminatoria, de necesidades que, claro que sí, son esenciales cuando planteamos el objetivo de la plena igualdad y liberación efectiva de la mujer, que es hoy uno de los temas más importantes de la vida nacional, y no sólo de ésta; cuando planteamos el objetivo de la participación de los trabajadores y de los ciudadanos en el control de las empresas, de la economía, del Estado; cuando planteamos el objetivo de la solidaridad y cooperación que conduzca a una redistribución de la riqueza a escala mundial; cuando planteamos ese tipo de objetivos … ¿qué estamos haciendo sino proponer formas de vida y de relación entre los hombres y los Estados, más solidarias, más humanas y más sociales que desbordan, por lo tanto, el marco y la lógica del capitalismo? Salir de la lógica del capitalismo no es sólo una necesidad de la clase obrera o de los comunistas. Estos criterios, valores y objetivos –indudablemente propios del socialismo-- reflejan una aspiración, que ya no está limitada a la clase obrera y a los partidos obreros, a comunistas y socialistas, sino que la expresan también ciudadanos, capas del pueblo y trabajadores de otras formaciones ideológicas y otras orientaciones políticas, especialmente de formación e inspiración cristiana; constituyen ya una exigencia que se puede formular, y se formula, en una medida creciente desde áreas sociales mucho más amplias que la clase obrera. La razón principal por la que consideramos que la crisis como ocasión reside en el hecho de que los objetivos de transformación y renovación que he mencionado no son sólo compatibles con una política de austeridad, sino que deben y pueden incluirse orgánicamente en el marco de ésta, que es la premisa indispensable para superar la crisis. Pero avanzando, no retorciendo hacia el pasado. Efectivamente, me parece de cajón que tales objetivos contribuyen a configurar una organización social y una política económica y financiera orgánicamente dirigidas contra el despilfarro y los privilegios, contra los parasitismos y la dilapidación de los recursos. Dichos objetivos conforman lo que debería constituir la esencia de lo que, por naturaleza y definición, es una política de austeridad. Es más, se podría observar que, de la misma manera que en las sociedades en decadencia van aparejadas e imperan las injusticias y el despilfarro, en las sociedades ascendentes se establece una vinculación entre justicia y frugalidad. Naturalmente, esta convicción no nos lleva a olvidar sino a encarar concretamente los problemas inmediatos, las opciones a llevar a cabo, las prioridades a imponer en todos los campos de la actividad económica, financiera, fiscal o educativa, con el fin de prevenir los riesgos de desequilibrios imprevistos o de bruscos retrocesos, y de asegurar el avance, paso a paso, hacia metas de eficiencia y justicia, productividad y civismo. La búsqueda de las relaciones que han de vincular las medidas inmediatas a la puesta en marcha de esta línea de renovación será, sin duda, una de las tareas de más envergadura que tendremos que encarar a lado de quienes deseen participar en la elaboración de un proyecto acorde con las características y necesidades que hemos intentado esbozar en sus grandes líneas. Nuestro propósito es llegar en pocos meses a la elaboración de un texto que constituya una primera base de debate y discusión. Pero también el de estimular –antes y después de la publicación del texto-- un amplio y sostenido compromiso de iniciativa y de lucha. Precisamente porque somos conscientes de todas las dificultades de esta tarea, y también por su necesidad y su poder catalizador, nos hemos dirigido a vosotros, a todas las fuerzas intelectuales para que sean protagonistas –como ha dicho Tortorella en su acertada y eficaz exposición-- de las propuestas e iniciativas encaminadas a revitalizar, a renovar las instituciones culturales (comenzando por la escuela, la universidad y los centros de investigación) y, a la par, participen en la elaboración de las opciones globales, y no meramente sectoriales, que han de constituir la base del proyecto. Un llamamiento tan directo y explícito a la cultura italiana tiene hoy una razón de ser: en efecto, como todos sabemos, las fuerzas intelectuales tienen hoy en Italia, como en casi todos los países capitalistas más desarrollados, un peso social muy superior al del pasado, y están orientadas en gran medida en nuestro país en un sentido democrático y de izquierdas. Sin embargo, junto a este dato positivo (Giulio Einaudi ha destacado acertadamente esta contradicción) hay que señalar un elemento negativo: la contradicción de crisis, decadencia y prostración en las que han caído nuestras instituciones culturales después de treinta años de poder demócrata-cristiano y de desarrollo social distorsionado y desequilibrado. Y es evidente que ningún movimiento de salvación y renovación en general del país puede avanzar sin superar esa crisis; sin resolver esta contradicción, sin un aumento del saber y del amor al saber; sin una renovación de los instrumentos del saber para que la producción de la cultura y, en consecuencia, las instituciones culturales participan también en el saneamiento y renovación de toda la sociedad. Los comunistas italianos por la función autónoma y libre de la cultura: no pedimos obediencias a nadie. La forma en que planteamos hoy la función de la cultura en la transformación del país corresponde a una tradición, a una característica del Partido Comunista Italiano, como partido de la clase obrera, como partido democrático y nacional, como gran organismo que también es productor de cultura. Hemos luchado siempre y seguimos luchando por el progreso y la expansión de la vida cultural. Pero en nuestra actividad hemos de evitar siempre que las intervenciones que puedan minar, aunque fuera en pequeña dimensión, la autonomía de la investigación teórica, de las actividades culturales, y de la creación artística, pues estas no tienen como condición vital de desarrollo la obediencia a un partido, a un Estado o a una ideología. Sino la posibilidad de desplegarse en la libertad y el espíritu crítico más absoluto. Este planteamiento, que forma parte de la visión más general que tenemos en las relaciones entre democracia y socialismo, se diferencia de la de algunos partidos que están en el poder en los países socialistas; actitudes y comportamientos de poder político como los que conocemos (por ejemplo, en Checoslovaquia, donde se ha llegado a acciones de tipo represivo) son, por principio, inaceptables para nosotros. Interpretando esta posición general del partido, algunos compañeros intelectuales han tomado la iniciativa de una declaración pública que consideramos acertada y oportuna. Forma parte irrenunciable de nuestro patriotismo una concepción que indica como tarea del Partido Comunista, de los demás partidos democráticos y de los poderes públicos –si se orientan también en un sentido democrático-- la creación, por una parte, del clima político y moral; y, por otro lado, de las condiciones materiales, prácticas, organizativas que han de permitir el desarrollo libre y positivo de la investigación, de la iniciativa y el debate cultural. Pero ni los partidos, ni el Estado han de exigir obediencias, ni imponer concepciones del mundo, ni limitar de ninguna de las maneras las libertades intelectuales. Y yo, queridos compañeros y amigos deseo concluir mi intervención –no sin antes daros las gracias a todos y especialmente al compañero Argan, alcalde de Roma, que ha venido en representación de la ciudad y de la nueva administración popular romana-- con la serena confirmación de nuestro planteamiento, del que no hemos de alejarnos nunca.



(1) Berlinguer se refiere a las elecciones de junio de 1976. El Partico comunista italiano consiguió 12.622.728 votos (3.550.274 más que en las anteriores) con un 34,37 por ciento. Tuvo 227 diputados, 48 más que en las anteriores (JLLB)

martes, 13 de septiembre de 2011

ALBER FINA, ABOGADO LABORALISTA

Mi amigo Javier Tébar, doctor en Historia contemporánea, me dio a leer un trabajo que ha hecho sobre los legendarios abogados laboralistas Albert Fina (q.e.d.) y su esposa, Montserrat Avilés. Según me explicó, se trata de una serie de investigaciones sobre los laboralistas españoles y su profunda relación con el surgimiento de lo que se llamó en su día el nuevo movimiento obrero que publicará la Fundación Abogados de Atocha. De manera que hay que estar muy al tanto porque se trata de algo que tiene una importancia capital y que, por lo demás, todavía se ha investigado poco.Pues bien, creo que los historiadores deberían cubrir ese vacío. Hay material suficiente: una parte recopilada y otra esturreada por esos mundos de dios. En todo caso, todos sabemos que no se explica el surgimiento de aquel nuevo movimiento obrero desde finales de los años cincuenta del siglo pasado sin la participación activa de los abogados laboralistas. De ahí que considere imprescindible que se investigue.



sábado, 3 de septiembre de 2011

¿DE VERAS SON LOS MERCADOS LOS QUE ...?


Lord Mansfield, presidente del Tribunal Supremo del Reino Unido, declaró en el último tercio del siglo XVIII que los sindicatos “son conspiraciones criminales inherentemente y sin necesidad de que sus miembros lleven a cabo ninguna acción ilegal”. La acusación de este magistrado, que será recurrente en toda la literatura liberal de la época, es que tales asociaciones intentan alterar el precio de las cosas, es decir, mejorar los salarios. Este fue el planteamiento legal que, bajo diversas situaciones (de dura represión como, por ejemplo, la Masacre de Peterloo o de aparente tolerancia) estuvo vigente en aquellas tierras hasta la década de 1870. La brutalidad de Lord Mansfield es el resultado de la derrota del Derecho de las corporaciones artesanas por el Derecho de las corporaciones mercantiles que, tras adquirir sólidamente el dominio de las relaciones económicas, desemboca en el territorio de las relaciones de producción, apoyadas con la fuerza coercitiva de los poderes públicos. [Hasta aquí es un fragmento de mi intervención en Zaragoza el próximo 19 de Octubre, invitado por los amigos de CC.OO. de Aragón]


Pues bien, el tránsito del Derecho de las corporaciones artesanas al Derecho de las corporaciones mercantiles no tiene nada de extraño: es lo que necesita el incipiente paradigma industrial para generar una potente acumulación capitalista. Los contrapoderes, por insignificantes que sean, son una interferencia para dicha acumulación; las reformas parlamentarias de signo progresista –una exigencia central en la manifestación pacífica de Peterloo—era igualmente intolerable. De todo ello saco una primera conclusión, que se expone de seguida.


Afirmar que las contrarreformas que se están dando por estos pagos obedecen a exigencias de los mercados es una verdad evidente, pero no es toda la verdad. Se trata, en mi opinión, de algo de mayor trascendencia: la gran operación de los grandes capitales globales de proceder, con menos controles democráticos (especialmente los de mayor contrapeso) para organizar una nueva acumulación capitalista. Por eso sobran, en fatal lógica, todos los instrumentos de la acción colectiva y el Derecho del Trabajo. Sobre el sindicalismo confederal, a menos que se decida a ser un agente técnico, en subordinado compadrazgo de dicha acumulación capitalista. Sobra el Derecho del Trabajo que, “no nació para cambiar el mundo, sino para volverlo más aceptable” (1). Los intereses de las grandes corporations, parece claro, no requieren un mundo más aceptable, si no es para ellas mismas. Así pues, aunque no considero una cortina de humo la sofistería de “los mercados”, me inclino por esta otra explicación.


Más todavía, entiendo que el endosamiento a “los mercados” es una forma de invitarnos a que las reclamaciones populares se dirijan al famoso Maestro Armero y no a los grandes operadores económicos. Otra manera –a ver si me explico-- de desnortar el conflicto social. Perdonad la pontificia vulgaridad: ¡al loro!




Umberto RomagnoliEl Derecho, el trabajo y la historia. Consejo Económico y Social (Colección Estudios, núm. 39, año 1997).



Radio Parapanda
El Parlamento no puede perder la voz de Llamazares Con Manel García Biel de guionista. Y Antonio Baylos de locutor en UNA CONTRARREFORMA INCONSTITUCIONAL (HABLA GERARDO PISARELLO)