domingo, 28 de junio de 2009

ACORDAROS DE JULIAN BENDA


En los últimos tiempos han proliferado los documentos suscritos por esa inmensa cofradía de los abajofirmantes. Pero en pocas ocasiones tales pronunciamientos colectivos han tenido tanta importancia como los dos recientes que se refieren al mundo del trabajo. De un lado, el de los Cien; de otro lado, el de los Setecientos, concretamente la DECLARACIÓN SOBRE EL TRABAJO COMO ELEMENTO CLAVE EN UN SISTEMA DEMOCRÁTICO. Naturalmente corresponde a “los cien” publicitar el suyo. En todo caso, uno y otro vienen a representar hasta qué punto existe una honda preocupación en la comunidad académica por estos asuntos.









Ambos materiales tienen, con perdón, una cosa en común: los infra escritos son iuslaboralistas, economistas y sociólogos. Lo que, ciertamente, no es moco de pavo. Repasando la nómina curricular de los abajofirmantes noto que hay una clamorosa ausencia de otras disciplinas académicas, tanto de las Humanidades como las de Ciencias. Por ejemplo, filósofos e ingenieros. Desde luego sería apresurado concluir que tan celebrado personal no esté interesado en el trabajo como elemento clave en un sistema democrático. Lo más probable es que la comisión organizadora no haya caído en la cuenta de que también es necesaria la voz de las otras ramas de las ciencias teóricas y las aplicadas, aunque ello no disculparía del todo a estos últimos.


Sea como fuere, tengo la impresión de que hay un numeroso sector de intelectuales que se encuentran cómodamente al margen de los grandes problemas que afectan al común de los mortales. Esto es, desoyendo las prédicas de su santo patrón, Julien Benda, el de la “trahision des clercs”. Lo que, por otra parte, tampoco exculparía a los organizadores de manifiestos a llamarles a la participación activa. Porque –disculpad las pejiguerías de este viejo cascarrabias— el trabajo como elemento clave en el sistema democrático no es cosa exclusiva del “corporativismo” de oficio académico.


Ahora bien, más allá de cualquier limitación, lo cierto y real es que el documento de los Setecientos ha tenido una difusión que rebasa los tradicionales márgenes (por lo general, escasos) de tales documentos.