viernes, 28 de agosto de 2009

OPINIONES HETERODOXAS SOBRE LA RUPTURA DE NEGOCIACIONES


Los recientes trabajos en estos blogs de Antonio Baylos (CEOE Y DIÁLOGO SOCIAL: ¿UNA DECISIÓN SIN COSTES?) y Miquel Falguera (DERECHO DEL TRABAJO Y PRODUCCIÓN) me provocan una serie de reflexiones sobre la abrupta decisión de la organización empresarial, esto es, la ruptura de las negociaciones.
Yo, por ejemplo, no comparto la idea de que la CEOE ha hecho una opción en clave de sumisión al Partido Popular. Otra cosa, bien distinta, es que la patada a la mesa de negociaciones le venga de perlas a Rajoy y sus mesnaderos. Naturalmente la coz empresarial adquiere naturaleza política, pero el empresariado orgánico ha tomado una decisión, esencialmente, “de clase”. A mi juicio, pensaba que era posible, en esta situación de crisis, la rebaja de las cotizaciones a la Seguridad Social. Y no tanto el despido (totalmente) libre porque sabía que el sindicalismo confederal y el Presidente Zapatero no iban a pasar por ahí. De ahí que a la CEOE le interesaran dos cosas: a) alcanzar la mordida de la rebaja de las cotizaciones, y b) indicar que la batalla por el despido (totalmente) libre seguía vigente en su particular imaginario. Una estrategia tan descabellada como errónea, según se ha podido demostrar.


Lo diré sin cortesía: aunque la decisión empresarial es una responsabilidad de tomo y lomo, vistas las cosas con tranquilidad, dicha ruptura es irrelevante. Eso sí, los empresarios se quedan sin nada, aunque los putativamente populares puedan sacar tajada política echándole las culpas al maestro armero, o sea, el presidente del gobierno.

¿Qué puede pasar? Que o bien en septiembre se reanuden las negociaciones (pública o sigilosamente) o que el Gobierno se meta en harina y legisle. Ahora bien, oído la cocina sindical: estad atentos porque legislará con el rabillo del ojo puesto en la casa de Díaz Merchán.

Queridos amigos de las cofradías sindicales: hace tiempo que considero que estas negociaciones, aunque no estorban excesivamente, no entran de lleno en la madre del cordero. Eso sí, siempre y cuando se impida –como en esta ocasión-- la mordida a la Seguridad Social. Lo que importa de verdad, lo digo titubeando, es: la inestabilidad del pacto welfariano, aunque el profesor Falguera habla claramente de su ruptura. Pues bien, inestabilidad o ruptura hacen que las pautas de comportamiento empresarial hayan cambiado radicalmente y ahora intente gobernar discrecionalmente los procesos económicos. ¿Qué por ahí vino esta crisis? ¿Y qué? se dirán. Ya pasará…

Así pues, pienso que las negociaciones que no tiendan a abordar la anomalía de la inestabilidad o ruptura del pacto welfariano, sin ser pura filfa, no son lo fundamental en lo que pacatamente se llama las relaciones laborales. Lo relevante, disculpad por el tono, es qué reglas del juego se ponen en funcionamiento en este proceso de innovación-reestructuración de los aparatos productivos y de servicios en la economía toda. Es una tarea, ciertamente, complicada tanto para el sindicalismo como para la izquierda. Pero ese es un punto de partida, no de llegada. De no ir por ahí (otra vez presento mis disculpas) podríamos ir como la noria.