He
leído con detenimiento un celebrado artículo del padre dominico brasileño Frei
Betto, "Europa, ¿primer mundo?" (1) Lo cierto es que no salía de mi
asombro: de un lado, por lo que afirmaba; de otro, por lo que callaba. Estuve
dudando en replicar. Mis dudas obedecían a esa sensación (bastante
generalizada, por cierto) de que no se puede replicar a determinados personajes
cuando han alcanzado un olor de santidad en ciertos ámbitos de algunas
izquierdas. Es como si se agrediera a quien tiene una razón y una verdad
históricas.
El artículo de Betto es una dura acusación, una fuerte amonestación a
Europa. Preciso: a una Europa abstracta; se diría que sin personas. En ese
sentido, utiliza una sintaxis muy parecida a la de ciertos ambientes españoles
que hablan de los catalanes o de Catalunya en bloque: los catalanes han dicho,
los catalanes afirman, los catalanes quieren esto y lo otro, cuando en realidad
es una determinada formación política (por lo general, el grupo de Convergència
i Unió) quien afirma y quiere.
El padre Betto (que no ha perdido la doxa dialéctica de sus hermanos
dominicos) parte de una consideración muy cierta: el pasado imperialista de
“Europa” y la innegable cultura eurocéntrica de los “europeos”. Una y otra
cuestión que avergonzaron a no pocos europeos, de radicalidad progresista,
antesdeayer, ayer y hoy. Frei Betto, por ejemplo, cita a unos cuantos,
naturalmente a los más famosos. Pero no dice --entre otros silencios, tal vez
involuntarios-- que aquellos imperialistas europeos eran, precisamente, los
mismos que daban por saco a la gran mayoría de europeos: los de abajo, claro
está. Naturalmente, son ciertas no pocas de las acusaciones que lanza contra
“Europa” nuestro amigo dominico. Pero, por ejemplo, no le viene a la cabeza que
el marxismo nació en Europa, que el movimiento organizado de los trabajadores
nació en Europa, que el cooperativismo nació en Europa...
Betto parece dominar las categorías abstractas. Y desde ese dominio
afirma que “Europa” sólo se preocupa de su confort. Valdría la pena precisar
que hay europeos que tienen mucho confort, otros que están confortables, y no
sé cuantos que están muy por debajo de los anteriores. En todo caso, los
relativos niveles de confort no han visitado gratuitamente a los europeos: han
sido el resultado de ásperos conflictos sociales, a costa de mucho dolor y
sangre, de mucha represión y dificultades. De no pocas pérdidas de vidas así en
los pelotones de ejecución como de pudrimiento en las (europeas, sí) cárceles.
Malos tiempos son éstos en que, incluso, a Frei Betto hay que recordarle estas
obviedades.
Esa lengua, Frei Betto, esa lengua... Estimado maestro, usted afirma
que “fue en la Alemania
de Kant, de Beethoven y Einstein donde Hitler encontró el caldo de cultivo que
desembocó en las atrocidades delnazismo. Portugal tuvo a Salazar, Italia a
Mussolini, España a Franco: todos ellos con las bendiciones cómplices de la Iglesia Católica”.
Usted me va a permitir que, desparpajadamente, le diga que está haciendo –lo
diré amablemente-- una picardía. Porque la frase, gobernada con maestra
equivocidad, no nos dice si la
Alemania de Kant, Beethoven y Einstein es un topos
geográfico-social o si la
Ilustración kantiana es la fuente de las atrocidades del
nazismo. Pero, hay más: naturalmente que el cuarteto de las calaveras (Hitler,
Mussolini, Franco y Salazar, aunque todos sabemos que hubo más) eran europeos,
aunque es dudoso que tuvieran una filiación kantiana. Digo que la frase es
equívoca porque usted se calla (en algunos momentos no sólo hay que decir la
verdad, sino toda la verdad), digo que usted se calla personas como Rosa
Luxemburgo, Gramsci, El Noi del Sucre, Marcelino Camacho y el huelguista
(europeo) siete millones ochocientos cincuenta mil doscientos catorce. Como
tampoco habla del fusilado (europeo) cincuenta mil quinientos dieciocho...
Maestro, es necesario escaparse de la equivocidad europea que tanto le sirvió
al Dante a lo largo de su obra y de su vida.
Es decir, maestro, que no se discute su ajustada crítica contra el
eurocentrismo de ayer y lo que queda (mucho, todavía) de ello. Pero la lengua
hay que gobernarla atinadamente. Y nadie dudaría en la crítica a la cofradía
sindical europea que siempre se movió de manera eurocentrista. O a la mayoría
de las fuerzas de izquierda europeas, incluidas ciertas rosas y determinadas
hoces y martillos. Pero en el sermón hay que decirlo todo. Todo, también, con
relación a la cita de Isaías: “construir la paz como fruto de la justicia”.
Todo. Que Blair, Aznar y Berlusconi (y algunos mandatarios más) siguieron
a Buhs II en todas sus perrerías, es algo sabido. Pero usted mete a todos los
europeos en el mismo zafarrancho. Mire, maestro: no le hablaré de los millones
de europeos que se tiraron a la calle contra la guerra de Irak; tampoco le
contaré que los sindicatos españoles (Comisiones y Ugt) movilizaron a un enorme
gentío en los centros de trabajo con una convocatoria de huelga. Eso, ¿puedo
suponerlo bien?, lo conoce usted. Sólo le daré dos datos. 1) Vivo en la
localidad barcelonesa de Pineda de Mar: a las manifestaciones que se hicieron
en el pueblo (once mil habitantes) acudieron más de la mitad; y 2) por razones
que no vienen al caso, un servidor estaba en una importante empresa papelera de
Amposta: allí pude ver a todos sus trabajadores (unos cuantos centenares)
haciendo huelga contra la guerra, llevándole la contraria enérgicamente a
“Europa”, pero no a Europa.
En lo que no me atrevo a polemizar con usted es con eso de que los
templos europeos están más llenos de turistas que de fieles. Confío en la explicación
–con lengua solvente-- que usted ofrezca. Pero es posible que tenga algo que
ver con esto: una parte de europeos está hasta la cruz de los pantalones de
otros europeos como don Pío Doce, don Juan Juan Pablo Segundo y don José
Ratzinger, aunque hay más. Ahí está uno que usted debe conocer: un tal Rouco
Varela, que es un cura inquietante. Por cierto, ninguno de ellos tiene nada que
ver con gentes, creyentes a todo meter, como mis amigos, los curas Diez Alegría
y González Faus, también europeos.
Por último, maestro. Cuidadito con esa lengua en relación con los
inmigrantes. Usted se saca de la chistera dos preguntas: “¿Por qué causan tanto
miedo los inmigrantes? ¿Son terroristas en potencia?”. Aquí también (con
perdón) la cagó. Porque nos mete a todos –a “Europa” y Europa-- en el mismo
cucharón. No hace falta que le diga quiénes son los que tienen tanto miedo y
los que consideran a los inmigrantes como terroristas en potencia. Pero,
maestro, ¿usted conoce a las buenas gentes, por ejemplo en las costas andaluzas
y levantinas, que sacrifican todo para dar acogida a los hermanos que vienen de
abajo? ¿Ha tenido usted, padre Betto, referencias del comportamiento de
barquito pesquero alicantino en aguas de Malta, desde su capitán hasta el
fogonero? Unos fenómenos, créame, estos europeos que trabajan en la mar salada.
“¿La vie en rose?” ¿Pangloss? Ni hablar del peluquín. O se dice todo o
al menos casi todo o es mejor afinar el lápiz. De todas formas, intuyo que
Betto comprenderá mi arrebato, aunque sea por el puro corporativismo de los que
somos entrometidos.
__________________________________
(1) El artículo de Frei Betto
Europa, ¿primer mundo? ¿civilizada?Frei
Betto
Fecha: septiembre 26, 2006¿Europa Occidental ya alcanzó el techo de su
bienestar? ¿Cuál es el futuro de un viejo continente que ya no produce ciencia
y tecnología y transfiere sus industrias a países pobres en que la mano de obra
es más barata? La impresión es que Europa se estancó. Que sólo se preocupa por
preservar su confort. Que perdió la ilusión de la utopía, el vigor intelectual,
la densidad de la fe. ¿Qué se hizo de los valores cristianos en esa sociedad
que exalta la competitividad por encima de la solidaridad, y que invierte
millones en biogenética y cosméticos, indiferente al sufrimiento de cuatro mil
millones de seres humanos que, según la
ONU, viven por debajo de la línea de la pobreza?¿Por qué
causan tanto miedo los inmigrantes? ¿Son terroristas en potencia? ¿Quién
colonizó sus tierras y chupó sus riquezas minerales y naturales, dejando tras
de sí un rastro de miseria y dolor? ¿Por qué Europa Occidental mira a América
latina a través de la óptica del prejuicio? ¿Chávez y Morales no fueron
elegidos, como Lula, democráticamente? ¿Por qué ustedes, los europeos, no se
levantan contra el bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba y el uso de la
base naval de Guantánamo como cárcel clandestina de supuestos terroristas?¿Por
qué los templos católicos europeos parecen acoger más turistas que fieles? El
futuro del cristianismo ¿estará acaso en movimientos que exigen al fiel
privarse de su conciencia crítica, abrazar el puritanismo y una espiritualidad
típica de fermento fuera de la masa? ¿Por qué se movilizan tantos europeos
contra enfermedades (sida, cáncer…), accidentes (de tránsito y de trabajo) y violencias
(terrorismo, guerra, homicidios…), pero se muestran indiferentes ante el
principal factor de muerte precoz, el hambre?¿Por qué los europeos parecen
preferir la seguridad a la libertad, y son tan condescendientes con la política
agresiva del gobierno de los Estados Unidos, que busca la paz mediante la
imposición por las armas? ¿Por qué no prefieren la propuesta de Isaías, de
construir la paz como fruto de la justicia (32,17)?¿Qué futuro desean los
cristianos europeos para Europa y para el mundo? ¿El perfeccionamiento del
sistema capitalista u "otro mundo posible"? ¿Qué signos se dan hoy de
solidaridad efectiva de los cristianos europeos con los pobres de África, de
Asia y de América Latina?
Raíces indígenasEs un error considerar América a partir de los últimos
500 años. Más que los vestigios dejados por la colonización ibérica, es el
pasado de Amerindia lo que mejor traduce nuestra identidad. Relegar al olvido
las raíces indígenas de América es una manera cínica de tratar de encubrir el
genocidio cometido por la empresa colonizadora. Si hay una realidad trágica en
la que cabe emplear acertadamente el término "holocausto" es en
América. Durante el primer siglo de la colonización fueron asesinados millones
de indígenas. En nombre de la civilización y de la fe cristiana…En el mensaje
de los obispos del Brasil con ocasión de los 500 años de evangelización, ellos
reconocen que "la nación brasileña no puede identificarse sólo con sus
últimos 500 años de historia. Cuando llegaron aquí, los portugueses encontraron
habitantes en estas tierras, una multiplicidad de pueblos, de orígenes y de
lenguas diversas"."Los pueblos indígenas tuvieron una influencia
importante y activa en la formación del pueblo brasileño, aunque ella sea poco
conocida y reconocida por la mayoría de los brasileños de hoy, que aún a veces
todavía mantienen una actitud despreciativa hacia los indios. Por el contrario,
queremos recordar y reafirmar: hace ahora 500 años que el Evangelio de
Jesucristo llegó a nuestras tierras. Pero ya había una presencia del Dios vivo
entre los pueblos que habitaban aquí. El mensaje cristiano iluminó más
claramente los signos de la presencia de Dios en las criaturas y reforzó, por
la ley del amor fraterno, la conciencia moral y las virtudes tradicionales de
los pueblos indígenas"."Mucho más graves que las dificultades que
todavía hoy persisten en lo tocante al reconocimiento de los derechos de los
pueblos indígenas son las violaciones de esos derechos realizadas por los
"conquistadores" lusitanos, llegando al exterminio de una parte
relevante de dichas poblaciones".El etnocentrismo europeo, todavía ahora,
impide que América sea reconocida en su identidad, en su cultura, en sus
valores. Hubo, desde luego, excepciones laudables, como Bartolomé de las Casas,
Antonio de Montesinos, Pedro de Córdoba, Padre Vieira y otros. Pero la postura
de éstos da la impresión de que es poco comprendida por los europeos y por
aquellos que, en América, tienen una mentalidad europeizada.En el siglo 16
Europa ya había asimilado a Aristóteles y, en efecto, había puesto fundamentos
racionales a la teología (Tomás de Aquino) y a la política (Maquiavelo). Como
todo punto de vista es la vista a partir de un punto, los europeos encararon su
actuación en el Nuevo Continente mediante la óptica del prejuicio. No fueron
capaces de captar la consistencia y la profundidad del saber indígena, las
dimensiones teológica y pastoral de sus creencias, los avances civilizatorios
(comparables a los europeos) de las comunidades urbanas. Lo diferente apareció
como divergente, lo extraño como amenazador, lo inusitado como maldición. Hasta
el punto de que los teólogos europeos se llegaron a preguntar si los indígenas
tenían alma, para así justificar el genocidio (Ginés de Sepúlveda), pues se
sabía que practicaban el canibalismo.Ahora bien, en Francia, el día de San
Bartolomé de 1572, Jean de Léry, que vivió en Brasil entre 1556 y 1558,
presenció escenas de canibalismo que superaba lo que había visto entre nuestros
indios. En su Histoire d’un voyage fait en la terre du Brasil, publicado en
1578, describe haber presenciado subastas, en Lyon y en Auxerre, donde se
vendía el sebo humano y el corazón asado a las brasas de las víctimas
protestantes del fundamentalismo católico…Al menos la antropofagia de los
indios era un ritual. Por lo cual escribe: "Lo que se practica entre
nosotros… En buena y sana conciencia creo que exceden en crueldad a los
salvajes… Entre otros actos de horrenda recordación, ¿no fue el sebo de las
víctimas masacradas en Lyon mucho más bárbaramente que lo que hacían los
salvajes, vendido en pública subasta y adjudicado al mejor postor? El hígado y
el corazón, y otras partes del cuerpo de algunas personas, ¿no fueron comidos
por furiosos asesinos, de lo que se horrorizan los infiernos? … No abominemos mucho,
pues, de la crueldad de los salvajes antropófagos".
¿Europa civilizada?Se habla del atraso de América latina, de la pobreza
que condena a una vida indigna a cerca de 200 millones de habitantes, de un
total de 500 millones, de las masacres de campesinos en Guatemala y de los
niños de la calle en Brasil. ¿Pero qué representa eso ante la mortandad de las
dos grandes guerras mundiales, que tuvieron a Europa como escenario, el lastre
de miseria y genocidio dejado por los europeos en sus excolonias de África, o
las actuales relaciones comerciales injustas entre el Norte y el Sur del
mundo?No hay nadie más culto que otro, enseña Paulo Freire. Existen, sí,
culturas distintas, paralelas y socialmente complementarias. El saber de un
teólogo es un patrimonio tan importante como el de una cocinera. La diferencia
está en que la escolaridad del primero le otorga una excelencia que el
prejuicio social niega a la mujer de la cocina. Sin embargo es bueno recordar
que ella es capaz de vivir sin el saber del teólogo, pero éste no sobrevive sin
la cultura culinaria de ella…Hay otro principio pedagógico que Europa no ha
sido capaz de absorber: la cabeza piensa donde pisan los pies. O sea, el mismo
ojo teológico no enfoca del mismo modo la misma realidad, si mantiene los pies en
el mundo del colonizador o en el mundo del colonizado. Las Casas quizás no
hubiera sido capaz de reconocer la dignidad de los indígenas si de adolescente
no hubiese convivido en Sevilla con el indicito que su padre, piloto de Colón,
le trajo como regalo del Caribe…El eurocentrismo es la enfermedad senil de una
cultura que se apartó de la realidad y, por tanto, cuyo universo está colocado
por encima de la vida real. Fue en la Alemania de Kant, de Beethoven y Einstein donde
Hitler encontró el caldo de cultivo que desembocó en las atrocidades del
nazismo. Portugal tuvo a Salazar, Italia a Mussolini, España a Franco: todos
ellos con las bendiciones cómplices de la Iglesia Católica.
Y hoy, ¿puede decirse que Europa Occidental es el espacio por excelencia de la
democracia? ¿Por qué Europa mira con tanta suspicacia a Cuba -cuyos avances en
salud y en educación fueron elogiados por Juan Pablo II en su viaje de 1898-,
así como a los gobiernos de Chávez, en Venezuela, y de Morales, en Bolivia,
apoyados por una amplia mayoría de la población? Tony Blair, con su respaldo a
la agresión imperialista de Bush -en Afganistán, en Irak y en el Líbano- ¿es
ejemplo de democracia? Y la indiferencia de los gobiernos europeos ante el
deterioro de las condiciones sociales, económicas y políticas de África, ¿es
ejemplo de democracia? ¿Cómo hablar de democracia cuando los extranjeros son
considerados intrusos y los musulmanes terroristas virtuales?
Fuente: ALAI AMLATINA, traducción de J. L. Burguet. Desde Sao Paulo